Detrás de cada número hay un corazón

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Un corazón es el símbolo que Medellín escogió para Visión Cero. No es una calle o una señal de tránsito, como en otras ciudades del mundo que han adoptado este exitoso enfoque global de seguridad vial desde 1997. Es un corazón que representa la fragilidad humana y de distintas formas de vida, animales domésticos o salvajes, que no debe morir por cruzar una calle. La vida palpita y se mueve en todas direcciones, a veces como un torrente sanguíneo.

Visión Cero implica un cambio de paradigma, al que le apuesta Medellín. No
busca culpar a los ciudadanos, sino compartir la responsabilidad en la seguridad vial.

Reconoce que los humanos cometemos errores y que el cuerpo es frágil. Considera que es moralmente irresponsable que la gente muera por ir a la escuela, por viajar en bicicleta o ir a trabajar.

Y contempla que los accidentes no existen, son incidencias, porque todas las
muertes y lesiones en las vías son prevenibles.

La ciudad adoptó el enfoque Visión Cero para la Seguridad Vial por medio del Decreto 261 de 2019 y lo implementa como parte de su Plan de Desarrollo 2020-2023 “Medellín Futuro”.

Por su parte, el director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, Luis Felipe Lota, destacó el trabajo que hace Medellín para salvar vidas. “La seguridad vial es corresponsabilidad de todos. Hay que recordar que la Organización de Naciones Unidas – ONU nos han hablado del sistema seguro: usuarios, velocidades, infraestructura y vehículos seguros”.

Según la Organización Panamericana de la Salud – OPS, la velocidad excesiva aumenta la probabilidad de que el conductor pierda el control del vehículo y su capacidad de anticipar los peligros. Además, impide que otros usuarios de la vía pública puedan prever adecuadamente el comportamiento del vehículo.

La OPS lo explica con un ejemplo: “si un niño cruza frente a un automóvil a 13 metros de distancia cuando el automóvil transita a 30 km/h, este puede detenerse justo antes de atropellar al niño. Pero si la velocidad del automóvil es de 50 km/h o más, el niño será atropellado y las posibilidades de que sobreviva serán pocas”.

En el mismo sentido, la ONU, considera que el límite de velocidad segura en
calles urbanas  debe ser de 50 km/h, para que los conductores tengan tiempo de reaccionar y frenar.

Detrás de las 250 personas que perdieron la vida en las calles de Medellín en 2019, hay historias de vida, sueños y esperanzas que quedaron truncados, corazones que son imposibles de dimensionar en números.

¿Cuál sería un número ético aceptable de muertes viales? ¿Si esas personas
fueran de su familia, cuál sería ese número?

 

 

 

 

 


 

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