Diabetes y depresión, un vínculo mucho más estrecho de lo que se cree

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A qué se debe la relación entre diabetes y depresión, por qué es tan difícil diagnosticarla y cuál es la probable conexión con la pandemia. Expertos responden.

¿Sabía que si sufre de diabetes tiene de dos a tres probabilidades más de tener depresión? Y ocurre también al contrario, si fue diagnosticado con depresión, también se elevan sus probabilidades de desarrollar diabetes. ¿A qué se debe esta bidireccionalidad entre diabetes y depresión?

Diners consultó con un psiquiatra, un endocrinólogo y una internista sobre la relación entre diabetes y depresión. Esto fue lo que nos dijeron.

¿Cuál es el vínculo?

Según José Manuel Santacruz, presidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría y profesor de la facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Javeriana, el vínculo exacto que deriva en esta bidireccionalidad aún no está claro, pero menciona tres hipótesis. La primera se debe a factores hormonales.

“Los primeros hallazgos biológicos de la depresión están relacionados con las alteraciones de cortisol, que aumentan los niveles de azúcar. Entonces ahí se empieza a relacionar que si alguien con este trastorno mental presenta estas variaciones, está más predispuesto a tener diabetes”, explica.

La segunda es la inflamatoria, ya que –agrega– “se ha encontrado que tanto las enfermedades cardiometabólicas –incluyendo a la diabetes– como las enfermedades afectivas –en este caso la depresión–, presentan alteraciones en procesos inflamatorios en el cuerpo y esto es una vía común”.

Y la última, que es la más evidente, son los factores de respuesta emocional y psicológica frente a estas enfermedades.


Estilo de vida

Para empezar, la depresión es un trastorno mental frecuente que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, entre otras variables, según la OMS. Por tal motivo, Santacruz explica que es común que alguien con esta enfermedad se cuide menos, se exponga a situaciones de riesgo y consuma sustancias tóxicas, como lo son el alcohol o el cigarrillo. Estos cambios en su estilo de vida hacen más probable el desarrollo de una diabetes.

A su vez, el doctor Jorge Alejandro Castillo, endocrinólogo e internista de la Universidad Nacional y jefe del servicio de Endocrinología de Los Cobos Medical Center, dice que “cuando hay depresión se activa algo que se llama resistencia a la insulina, es decir, esta no actúa de la manera adecuada y se suben los niveles de glucemia, lo que ocasiona una mayor probabilidad de tener diabetes”.

Por el lado de los pacientes diabéticos, ambos expertos coinciden en que la relación se debe a las implicaciones que tiene esta enfermedad en el cambio en la dieta y el estilo de vida. “No es fácil de sobrellevar y tienes que adaptarte a nuevas situaciones de por vida”, afirma Castillo.

“Al ser una enfermedad crónica que no tiene cura, que solo se mantiene controlada con medicamentos y que tiende a avanzar, el paciente vive angustiado, se esfuerza permanentemente por controlar su salud y se enfrenta a situaciones muy estresantes que en muchos caso deriva en depresión”, agrega el doctor Santacruz.

Diabetes y depresión

Aunque cada vez hay más información, no hay muchos diagnósticos

Según los expertos, cada vez hay mayor conocimiento sobre la conexión entre enfermedades crónicas –como la diabetes– y las enfermedades mentales. Sin embargo, aún falta mucho para migrar la investigación y los hallazgos académicos a los consultorios.

“A pesar de que cada vez se sabe más del tema, pocas veces las personas terminan siendo evaluadas y tratadas adecuadamente”, explica Santacruz. Frente a esto, Jorge Alejandro Castillo agrega que la relación entre diabetes y depresión no está presente en muchos médicos.

“En 30 minutos de consulta uno debe resolverle un problema a un paciente diabético, un tema bien complejo porque abarca muchos órganos. Entonces, mientras nos preocupamos por mirar la parte renal, manejar el colesterol y controlar el azúcar, rara vez tenemos tiempo para abordar la depresión”, puntualiza.

Además, dice que ni los médicos generales ni los especialistas en otras áreas diferentes a la psiquiatría, están entrenados para manejar la depresión. “Tú diagnosticas diabetes cuando tienes una glucemia mayor a 126, ¿pero cómo haces con la depresión?”.


Santacruz también expone otro punto relevante frente al bajo diagnóstico de diabetes y depresión: el estigma. “La gente muchas veces siente que la depresión es falta de carácter, una señal de debilidad y tienen el temor de ser categorizados como enfermos mentales. Esto hace que en muchos casos prefieran no consultar”.

De hecho, cree que también aplica al personal de salud. “A pesar de estar educados en el área, muchas veces está la vergüenza y el temor de preguntarle a un paciente por síntomas relacionados con la depresión porque de pronto se ofende y dice que se está categorizando de x o y. Eso hace que haya un subdiagnóstico y, evidentemente, si no hay un diagnóstico, las opciones para intervenir son menores”.

¿Existe alguna relación entre pandemia, diabetes y depresión?

Lucy Adela Tibaduiza, cardióloga, internista y epidemióloga, explica que “el covid tiene expresiones de autoinmunidad y manifestaciones neurológicas y psiquiátricas. Además, las secuelas poscovid generan trastornos ansiosos”.

Por otra parte, José Manuel Santacruz comenta que hay varios estudios realizados antes de la pandemia que han demostrado cómo el impacto económico repercute en el estado de salud de la gente. “Se ha encontrado que tiene que ver con una mayor prevalencia de enfermedades crónicas –tanto físicas como mentales– e incluso, nacer en momento de crisis económica mundial se ha relacionado con la disminución en la expectativa de vida”.

La pandemia es uno de los mejores ejemplos de problemas económicos, desempleo y muchas otras problemáticas. Santacruz cree que estos estudios siguen vigentes. Además, dice que dado a las condiciones y necesidades por controlar el virus se han reservados espacios hospitalarios exclusivos para esto y, de cierta manera, se han dejado de lado a las enfermedades crónicas.


“Cuando hay menor ocupación hospitalaria, los pacientes no asisten a sus controles por temor al contagio, dejan de tomar sus medicamentos o simplemente no tienen un fácil acceso a los tratamientos y se desconectan del sistema de salud. Esa falta de control médico ha hecho que las patologías crónicas se hayan descompensado”, apunta Santacruz.

Además de la salud física, las consecuencias derivadas del encierro, del aislamiento social, de la repercusión económica y del estrés. Santacruz dice que aunque no ha leído un reporte específico que hable de diabetes, depresión y pandemia, “sin duda todos los ingredientes de esta receta están impactados por esta crisis. La situación que estamos viviendo ha aumentado notablemente las tasas de síntomas depresivos en las consultas médicas”.

¿Qué se puede hacer?

Tres de cada 100 colombianos tienen diabetes, según el Ministerio de Salud. Y se estima que el 4,7 % de la población sufre de depresión en el país, un porcentaje más alto que el promedio en el mundo, de acuerdo con un informe publicado en la Universidad Javeriana.

Otro reporte, publicado en el 2016 en el Acta Médica Colombiana –que se basó en un estudio observacional a 100 pacientes diagnosticados con diabetes tipo 2 durante siete meses–, encontró que la frecuencia de depresión en la muestra fue de 82 %. Y que, además, este trastorno mental estaba mayormente asociado a las mujeres, a los solteros, a los desempleados, a personas entre los 39 y 48 años y a quienes usaban insulina.

Los datos que demuestran la relación entre diabetes y depresión no paran ahí. Según un artículo publicado en la revista médica cubana Medisan, “la depresión es es el trastorno mental más frecuente en diabéticos; se considera que 1 de cada 3 pacientes con diabetes tienen depresión y, a su vez, el riesgo de tener un trastorno depresivo es 2 veces mayor que en la población general”.


Crear conciencia y divulgar la información

¿Pero qué se puede hacer? Para Santacruz, pese a que la diabetes y la depresión son crónicas y no tienen cura definitiva, hay tratamientos exigentes que han demostrado ser exitosos para el control de estas enfermedades.

“Controlar a los pacientes con diabetes que tienen depresión les va a mejorar el pronóstico de su diabetes. Siempre que la depresión llega a acompañar otra enfermedad, la empeora”, comenta.

Por lo tanto, asegura que lo mejor sería crear conciencia tanto en los pacientes como el cuerpo de salud para que se le dé la importancia que debería tener la detección de la depresión en general.

Por su parte, Jorge Alejandro Castillo considera que: “Cuando no puedas explicar los fenómenos presentados por el paciente, se debería pensar en la depresión. Si una persona piensa en la muerte y ha intentado suicidarse, es fácil hacer un diagnóstico de depresión, pero para detectar casos más complejos se debería indagar por aspectos como la somnolencia, el estado del ánimo, la fatiga, la capacidad de concentración y trastornos del sueño, para luego remitir a nuestros colegas los psiquiatras”.

Diabetes y depresión

Calidad de vida

Además, concluye diciendo que es importante que las asociaciones que manejan la diabetes incluyan el tema de la depresión y lo compartan. “Si poco se habla de diabetes, menos se va a hablar sobre depresión. Así que si las asociaciones encargadas no hacen una divulgación amplia de la relación entre la diabetes y la depresión, será muy difícil brindar un diagnóstico”.

Fuera de esto, ambos especialistas afirman que para la prevención de la diabetes uno de los elementos más importantes es evitar la obesidad, además de llevar una dieta sana y hacer ejercicio. Por el contrario, controlar la salud mental es más complicado porque depende de factores externos e internos. Pero en general, Santacruz afirma que si se controla el estrés, se tiene un buen estilo de vida sin sobrecargas laborales. Pero también –en la medida de lo posible– si existe un buen ambiente social, se podrá prevenir enfermedades crónicas tanto físicas como mentales.

Por. María Camila Botero – Revista Diners

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