EL DILEMA DE VENDER UNE

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Es ciertamente triste al punto al que ha llegado la ciudad: estar frente a una decisión que sería la correcta pero no poder tomarla, o no querer tomarla, porque hay una profunda desconfianza hacia la administración”

Varios concejales de Medellín tienen un dilema en su corazón: por un lado consideran que lo mejor para la ciudad sería vender las acciones de UNE, pero de otro lado está rota de tal manera la confianza con el alcalde Daniel Quintero que no se atreven a dar su voto a favor de la venta porque les preocupa seriamente el uso que le pueda dar a esos recursos. Así lo han expresado públicamente varios de ellos.

Es ciertamente triste al punto al que ha llegado la ciudad: estar frente a una decisión que sería la correcta pero no poder tomarla, o no querer tomarla, porque hay una profunda desconfianza hacia la administración.

Estamos hablando de una suma nada despreciable: la venta podría llegar a representarle a EPM hasta 2,8 billones de pesos. Para hacerse a una idea del monto, Antioquia está necesitando entre 600.000 y 880.000 millones de pesos (es decir, menos de una tercera parte del valor de la venta) para construir las conexiones o parches de las 4G que son fundamentales para que estas vías funcionen bien (ver artículo en página 6 de esta edición). Y, no hay de dónde sacar ese dinero. Pero esa es otra historia.

¿Cuáles son los argumentos para vender la participación en UNE? Primero, UNE no le está dando dividendos a Medellín. Segundo, no parece estar siendo buen negocio. El reporte de 2021 dice que la pérdida neta del año fue de más de 572.000 millones de pesos. Y en particular la pérdida por la participación de UNE en Tigo es de 647.830 millones de pesos.

¿Qué sentido tiene estar en un negocio en el que se pierde plata? Aún más ¿Qué sentido tiene que EPM siga perdiendo ese dinero en una empresa en la que no tiene capacidad de decisión porque a pesar de tener el 50 más 1 de las acciones no tiene mayoría en la junta?

De hecho, no parece haberle servido de mucho a la ciudad de Medellín ser socia de UNE. Al menos las últimas cifras de velocidad de conexión a internet fijo, de carga y descarga, reveladas por la Comisión de Regulación de Telecomunicaciones, concluyen que Bucaramanga, Cali, Bogotá y Cartagena son las de mejor desempeño. Y en internet móvil algo similar, aparecen punteando ciudades como Manizales, Ibagué, Armenia y Pasto. Medellín no aparece por ningún lado. Paradójicamente los competidores de UNE están trayendo mejor tecnología para las conexiones en la ciudad.

Varios hechos parecen indicar que esa relación de negocios le estaría siendo más útil a Millicom que a Medellín. Tener un socio local con una caja tan sólida como la de EPM es algo que cualquier multinacional se sueña tener y más si es la multinacional la que toma las decisiones.

El debate de la venta es urgente darlo, y sobre todo resolverlo, porque hay una coyuntura crítica: según una cláusula del contrato, en 2024 se vence el plazo para que EPM venda su participación en UNE. Millicom tendría la primera opción de compra. Y en caso de que Millicom no quiera comprar, según la salvaguarda, les tocaría a los dos salir a la venta. Si EPM no decide vender antes de esa fecha quedaría atado para siempre en una sociedad en la cual, dicen los conocedores del negocio, podría terminar viendo reducida su inversión con el paso del tiempo.

La conveniencia de vender las acciones se sustenta cada vez en más argumentos. Y los concejales lo tienen claro. Pero no han sido suficientes para que se decidan a dar el sí.

La ciudad está agotada no solo de tantas irregularidades que se han denunciado en el uso de los recursos públicos durante la gestión de Daniel Quintero, sino también del pobre manejo que se le viene dando a EPM, en esta administración ha caído en los estándares en los que era modelo, no solo de prestación del servicio, como lo dicen los indicadores de la Superintendencia, sino de reputación, de acuerdo con el estudio de la firma Merco.

No ayuda además el hecho de que el alcalde ha sido ambiguo a la hora de decir en que se invertirá el dinero. Primero dijo que se necesitaba para paliar la pandemia, después que para ‘salvar’ a Hidroituango, luego sacó a relucir la cláusula de la cual nunca antes se había hablado, y hasta llegó a decir que si los concejales hubieran aprobado la venta se habría evitado un derrumbe como el ocurrido en Villatina hace un año. Tantas destinaciones distintas en tan poco tiempo indican que no tiene claro en qué piensa invertir los recursos. O tal vez lo tiene claro pero no lo puede contar.

El proyecto de la venta de acciones de UNE se ha quedado a mitad de camino cuatro veces que se ha presentado en el Concejo. Sin embargo, ahora tiene grandes posibilidades de ser aprobado después de que el expresidente Álvaro Uribe habló con los concejales del Centro Democrático y les dio una solución para intentar vencer la desconfianza: exigir que los recursos no se destinen a gastos ni a inversión ordinaria sino a un proyecto estratégico de EPM. Y que además la academia vigile el uso de esos recursos.

EPM presentará de nuevo el proyecto en las sesiones extras que serían la próxima semana. Aún no se ha radicado el proyecto. Veremos entonces si el salvavidas que le lanzó Uribe a EPM y a Quintero para lograr aprobar la venta es efectivo

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