EL SILENCIO DE LA MAYORÍAS

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(El autor original de este mensaje es el Dr. Emanuel Tanay, nacido en 1928, judío sobreviviente del Holocausto, y conocido y muy respetado psiquiatra forense radicado en los EUA).

Se adapto a la realidad que vive hoy Colombia y puede también aplicar a muchos países

Un hombre, cuya familia pertenecía a la aristocracia alemana antes de la Segunda Guerra Mundial, fue propietario de una serie de grandes industrias y haciendas. Cuando se le preguntó ¿cuántos de los alemanes eran realmente nazis?, la respuesta que dio puede guiar nuestra actitud hacia el fanatismo.

“Muy pocas personas eran nazis en verdad” dijo, “pero muchos disfrutaban de la devolución del orgullo alemán, y muchos más estaban demasiado ocupados para preocuparse. Yo era uno de los que sólo pensaba que los nazis eran un montón de tontos.

Así, la mayoría simplemente se sentó a dejar que todo sucediera. Luego, antes de que nos diéramos cuenta, los nazis eran dueños de nosotros, se había perdido el control y el fin del mundo había llegado. Mi familia perdió todo. Terminé en un campo de concentración y los Aliados destruyeron mis fábricas en sus bombardeos.

El japonés promedio antes de la Segunda Guerra Mundial no era un belicista sádico. Sin embargo, los fanáticos que ostentaban el poder en Japón asesinaron y masacraron en su camino hacia el sur de Asia Oriental, en una orgía de muerte que incluyó el asesinato sistemático, a 12 millones de civiles chinos, la mayoría muertos por espada, pala y bayoneta.

Se nos dice que la gran mayoría de los musulmanes sólo quieren vivir en paz. El hecho es que los fanáticos dominan el Islam, tanto en este momento como en otros de la historia. Son los fanáticos los que marchan. Se trata de los fanáticos los que producen guerras. Se trata de los fanáticos los que sistemáticamente masacran cristianos o grupos tribales en África y se van adueñando gradualmente de todo el continente en una ola islámica. Estos fanáticos son los que ponen bombas, decapitan, asesinan. Son los fanáticos los que toman mezquita tras mezquita.

Se trata de los fanáticos los que celosamente difunden la lapidación y la horca de las víctimas de violación y los homosexuales. Se trata de los fanáticos los que enseñan a sus jóvenes a matar y a convertirse en terroristas suicidas. El hecho cuantificable y duro es que la mayoría pacífica, la “mayoría silenciosa” es intimidada y se hace imperceptible.

La Rusia comunista estaba compuesta en su gran mayoría de rusos, que sólo querían vivir en paz. Sin embargo, los comunistas, con su fanatismo y su accionar violento terminaron adueñándose del poder y dominando por completo a la gran mayoría que se sentó a ver y esperar que pasaba. Estos comunistas fanaticos fueron responsables por el asesinato de cerca de 50 millones de personas. La mayoría pacífica fue irrelevante.

La enorme población de China era también pacífica, pero los comunistas chinos fanáticos al igual que los rusos se adueñaron violentamente del poder y asesinaron la asombrosa cifra de 70 millones de personas, en su gran mayoría opositores y profesionales no afectos al comunismo.

Y, ¿quién puede olvidar Ruanda, que se derrumbó en una orgía de sangre, una carnicería?… ¿Podría no ser dicho que la mayoría de los ruandeses eran amantes de la paz?

Las lecciones de la historia son con frecuencia increíblemente simples y contundentes. Sin embargo, a pesar de todo el poder de la razón, muchas veces perdemos el más básico y sencillo de los sentidos, el sentido común.

En Colombia, los organizadores del paro nacional y los manifestantes son una insignificante minoría, no representan a los más de 45 millones de colombianos que quieren trabajar, y sacar adelante a sus familias desarrollando trabajos honestos y dignos.
Los vándalos que atacan a piedra, a papas bombas, cócteles Molotov y aún a bala a las fuerzas del orden son una minoría que no representan ni los deseos ni el pensar del pueblo colombiano.

Los colombianos amantes de la paz nos hemos hecho irrelevantes e invisibles por nuestro silencio y nuestra falta de denunciar, actuar e impedir los actos terroristas como destrucción de la infraestructura de transporte público, el bloqueo de vías que genera desabastecimiento de alimentos, medicinas, combustibles y hasta oxígeno.

No esperemos a despertarnos y encontrarnos sometidos por un régimen dictatorial como el venezolano, el cubano o el nicaragüense. No esperemos a que nos entreguen bonos de alimentos a cambio de nuestro trabajo,no esperemos a que una minoría fanática decida nuestro destino por nosotros y el fin del mundo habrá empezado para nosotros; tal y como les pasó a los rusos, a los alemanes, a los japoneses, a los coreanos, a los chinos, a los ruandeses, a los serbios, a los cubanos, a los venezolanos y a muchos otros que han caído debido a que la mayoría pacífica no se pronunció hasta que fue demasiado tarde.

Nosotros, no seamos espectadores mudos e inertes ante los eventos en desarrollo, estemos alerta e impidamos los desmanes, no permitamos que se agreda a las fuerzas del orden, no dejemos vandalizar buses y estaciones del transporte público, no permitamos saqueos de almacenes ni bodegas. Convirtamonos en el grupo que cuenta, en el grupo que se hace oír y respetar y no permitamos que los fanáticos amenacen nuestra forma de vida.

Por último, si crees que la cuestión no es grave haz caso omiso a este mensaje pero si estás de acuerdo, reenvíalo, no contribuyas a la pasividad que permite a los problemas expandirse y a los fanaticos ganar el poder.

Esperemos que miles de personas, en todo el país, lean, piensen y actúen, antes de que sea demasiado tarde.

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