HABLAN LAS VÍCTIMAS

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Por Raúl E. Tamayo Gaviria

El cuento decía que un hombre iba por su camino, cuando se encontró con una rana sobre una roca. La rana le gritó:

–Hola caminante, soy una princesa encantada, si me das un beso, vuelvo a mi estado real de mujer linda, rica y poderosa, dispuesta a ofrecerte mi amor eterno.

El hombre se acercó, tomó el batracio entre sus manos y la metió en su bolsa.

La rana gritó:

–Oye, idiota, ¿no me escuchaste?

–Si, señorita. La escuché y decidí, que para mi, vale más una rana que habla que una mujer rica que me dé órdenes y me gobierne toda la vida.

Escuchamos la intervención de la doctora y candidata presidencial Ingrid Betancourt Pulecio ante la Comisión de la Verdad y otras entrevistas de televisión, como víctima del secuestro y torturas que sufrió por varios años, bajo las narcoguerrillas de las Farc en Colombia, ahora convertidas en partido político con el nombre de los Comunes y en presencia de sus antiguos captores y torturadores, ahora convertidos en honorables senadores y representantes ante el Congreso de Colombia, como resultado de un “Tratado de Paz”, negociado en el gobierno anterior, bajo la administración de Juan Manuel Santos.

La doctora Ingrid fue rescatada con otras víctimas por el Ejército Nacional, en un exitoso operativo espectacular, que le dio la vuelta al mundo por el profesionalismo demostrado en el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez, pero dejó un malestar general por una demanda económica que la víctima hizo contra su país y que no trascendió, ante los estrados judiciales.

Vimos ante las cámaras a una valerosa mujer, con la voz entrecortada por la rabia y el dolor, lúcida y clara ante las preguntas y en la presencia de sus captores y torturadores, con ánimo de perdón. Vimos a una mujer valerosa por su testimonio de fe en Dios y confiada en el futuro de Colombia.

Ingrid tuvo el valor de increpar a sus torturadores: “No he visto una lágrima en sus ojos, no he visto que hayan resarcido a sus víctimas con los multimillonarios capitales que les entraron por el narcotráfico, los secuestros y extorsiones, durante la guerra”.

Una señora a quien vimos combativa en el Congreso, después en su aspiración presidencial, pasar por su tragedia de haber sido separada de su familia y pasar por las humillaciones en una selva, bajo la constante amenaza de muerte, enfrentar a sus captores para decirles la verdad, por invitación del padre De Roux, director de la Comisión de la Verdad. Para mí, fue una esperanza de fe en Colombia. Es el valor de la palabra, contra la crueldad de los bandidos, hoy perdonados por algo que huele mal, como el Nobel de Paz, más lo que nos ocultaron hasta ahora.

Ñapa: Gracias al Congreso Nacional, al que tanto atacan, Colombia se salvó de una ley que hubiera acabado con la producción y vocación agropecuaria del país. El proyecto de ley 134/20 de Cámara y 395/21 del Senado. Los comunistas pretendían acabar con la propiedad privada del campo colombiano. La senadora María Fernanda Cabal y sus compañeros, salvaron a Colombia. Volveré con este tema

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