De la noche a la mañana, a los 67 años, se convirtió en una poderosa contratista. Confesó que por su situación económica firmó acuerdos para beneficiar a un empresario.
Según la Fiscalía, la mujer vivía en una humilde residencia al sur de Bogotá, pero los contratos llegaron a sumar 300 mil millones de pesos.
Estos negocios incluían a las Fuerzas Militares y varios ministerios y eran para suministro de papelería.
Con su declaración la mujer dejó en evidencia otra trama de corrupción.
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