La Alhambra se convirtió en un oasis entre el caos del Centro

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Los 24 años que lleva lidiando como comerciante en el Centro convirtieron a Jhon Osorio en un hombre escéptico y práctico. Por eso confiesa que no “daba un peso” por la peatonalización de la Alhambra. Año y medio después reconoce que estaba equivocado. No solo eso: cuenta que la impensada transformación ha repercutido hasta en su propia salud.
 
Semipeatonalizar La Alhambra, la calle que más conserva las características del viejo Guayaquil, fue una decisión que ejecutó la Alcaldía a inicios de 2021 como parte de la puesta en marcha de la Zona Urbana de Aire Protegida (ZUAP), un polígono de dos kilómetros cuadrados entre la carrera 57 (avenida del Ferrocarril), la carrera 43 (Girardot), la calle 58 (Echeverri) y la calle 44 (San Juan), cuyos objetivos son la recuperación del espacio público y la reducción de la contaminación.
 
Al principio hubo muchas dudas. Según cuenta Jhon había una idea arraigada entre los comerciantes de que intervenir la movilidad en el corredor entorpecería la dinámica de los comerciantes y alejaría a los compradores.

“Aunque sabíamos que el mal parqueo era insoportable y el descargue de mercancía era un descontrol día y noche, lo aceptábamos porque así funcionaba bien el comercio, pero no pensábamos que eso era hasta mala calidad de vida. Todos los días en las tardes a mí me agarraba un dolor de cabeza, se me alborotaba una sinusitis. Con la disminución del ruido y de la contaminación de los carros he notado que muchas veces ya no siento ese malestar”, relata.

Lo que apunta el comerciante no es solo percepción. El Centro está considerado como una Área Fuente de Contaminación Clase 1. La estación de monitoreo ubicada en la carrera 54 (Cúcuta) arroja durante la mayoría de días del año niveles de concentración de material particulado PM 2.5 altamente nocivo para la salud humana, que incluso triplican los niveles permitidos por la Organización Mundial de la Salud.
 
Sin autoridad no hay cambio
 
Para Daniel Manzano, presidente de Asoguayaquil, fueron dos las claves del éxito de la transformación de la Alhambra. Primero que fue una medida concertada, pues la administración distrital se sentó desde el principio con los comerciantes para incluir sus ideas y garantizar así que ellos fueran los primeros defensores de la medida.
 
“Los comerciantes le creyeron al proyecto al punto que ellos mismos se juntaron e hicieron una inversión para adecuar el mobiliario que ayudó a cambiarle la cara a este corredor. Es tanta la apropiación que han hecho, que el día en que llegan a las 10 de la mañana y no ha llegado movilidad a hacer el cierre ahí mismo empiezan a llamar a ver qué pasó. Este es un espacio construido en gran medida con el imaginario de los comerciantes”, dice Manzano.
 
Según el balance que arrojó una encuesta de la Alcaldía de Medellín, el 52% de los negocios del sector manifestaron que sus ventas y cantidad de visitantes aumentaron, mientras que el 73,5% de los comerciantes manifestaron que sus negocios habían adquirido mayor visibilidad con la peatonalización.

La segunda clave del éxito, según Manzano, ha sido el cumplimiento de la administración distrital al compromiso que asumió con el gremio de mantener su presencia. “El mal histórico que sufre el Centro es la falta de regulación derivada de la falta de presencia institucional. La cultura del mal parqueo, del cargue y descargue desordenado, solo pueden combatirse con la autoridad, y por fortuna en este caso hemos contado con ello”, apunta.
 
En su primer año de vigencia, la Secretaría de Movilidad realizó 7.881 comparendos por mal parqueo en la ZUAP y sancionó a 335 conductores por infringir las normas relacionadas con cargue y descargue. En el corredor de la Alhambra, la satisfacción de la ciudadanía y comerciantes respecto a la presencia de agentes de tránsito es del 94%.
 
Ahora el sector ya tiene regulada su propia dinámica. Entre las 10:00 a.m. y las 7:00 p.m. está peatonalizada; luego, entre esa hora y las 2:00 a.m. se realiza el cargue y descargue de mercancía. “Si algún conductor parquea para entrar a algún lugar, los mismos comerciantes le solicitan que retire el carro. Hay una corresponsabilidad también para el manejo de la zona amarilla y las jardineras. Esa gobernanza entre los privados y la administración pública ha sido el factor determinante”, apunta.
 
El engranaje ha sido completo. Para garantizar la seguridad suficiente para que las labores de cargue y descargue se hagan en la noche y la madrugada modernizaron las luminarias y reforzaron el patrullaje policial.

También se revitalizaron las fachadas. La Agencia APP y los propietarios llegaron a un acuerdo para hacer restauración de fachadas y embellecimiento arquitectónico. En total, 30 inmuebles con valor patrimonial fueron intervenidos tras un acuerdo entre la APP y los propietarios que pusieron el 20% de las adecuaciones.
 
El resultado de todo esto es un corredor que incluso no parece que perteneciera al caótico Centro de Medellín, es un oasis que todavía muchos medellinenses no conocen y que definitivamente marca el camino de cómo se deben recuperar otras vías para el bienestar del ciudadano, con un mejor aire y espacio público de calidad, que cada vez escasean más.

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