MIEDO A LA VERDAD

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Por: Tatiana Dangond

 La razón por la que se le atribuye una ideología al informe es porque muestra un patrón de cómo las personas fueron perseguidas, asesinadas y torturadas por su ubicación geográfica, por sus condiciones económicas o por su forma de pensar; realidades que en un mundo polarizado se asocian con las causas de la izquierda, pero que sin meterle tintes políticos suponen el reconocimiento de una violación masiva de derechos humanos que nunca deberían tener justificación. 

El conflicto armado en Colombia ha estado estrechamente ligado a la política regional y nacional, lo que hace que en la práctica un relato de la verdad no pueda desapegarse de lo político como si fuera un agente externo a los hechos de violencia que ha vivido el país. El informe final de la Comisión de la Verdad ha generado tantas reacciones que amerita ampliar la conversación social a los impactos que este puede y debería tener en la sociedad colombiana, entre los cuales el centro debería ser el reconocimiento de las víctimas como eje central para alcanzar la paz. Aunque muchos sostengan que el Informe Final lleva consigo un sesgo ideológico, lo cierto es que los relatos de las víctimas que acudieron ante la Comisión no pueden desconocerse bajo la excusa de que esta realidad demerita el papel de instituciones como la Fuerza Pública y que, por tanto, debilita la moral de quienes arriesgan todos los días su vida por brindarle seguridad al país. 

La mayor dificultad que enfrenta Colombia y que han enfrentado otros países cuando empezaron a crearse comisiones de la verdad – como Argentina, Chile, Uruguay, El Salvador o Brasil- es la resistencia que estos hallazgos dolorosos pero ciertos generan en una parte de la sociedad. Una de las razones de ese rechazo es que a muchos les cuesta reconocer que casi frente a sus narices ocurrieron hechos atroces sin que nadie, incluso los líderes políticos que admiraban, hicieran algo para parar y sancionar tanto horror. 

Otro motivo de resistencia a la verdad, es el temor a darle la razón a grupos políticos que fueron perseguidos por el Estado o por grupos armados, y que ahora en el ejercicio de la reivindicación de sus derechos fortalezcan su discurso político o sus aspiraciones de llegar al poder. Este motivo explica, por un lado, por qué muchos le han atribuido una línea política al informe, y por otro, por qué los relatos que se plasman en el informe le dan la razón a las víctimas. La razón por la que se le atribuye una ideología al informe es porque muestra un patrón de cómo las personas fueron perseguidas, asesinadas y torturadas por su ubicación geográfica, por sus condiciones económicas o por su forma de pensar; realidades que en un mundo polarizado se asocian con las causas de la izquierda, pero que sin meterle tintes políticos suponen el reconocimiento de una violación masiva de derechos humanos que nunca deberían tener justificación. 

La resistencia al informe también le da la razón a las víctimas, pues implícitamente reconoce que quienes han sido víctimas del Estado o de grupos como las AUC, también han sido históricamente objeto de estigmatización y discriminación por parte de la sociedad, lo que ha generado un ambiente para que hasta ahora sus realidades sean conocidas por el país. 

Finalmente, la mayor dificultad que enfrenta el informe es el de las asociaciones mentales simplistas que tienen algunos, tales como que el Estado es el único responsable de lo que ha pasado y por ende, los grupos guerrilleros son unos santos a los que hay que perdonarles todas sus atrocidades. Ni lo uno ni lo otro, el Estado tuvo responsabilidad por los crímenes que se cometieron por sus agentes, y los grupos armados deberán responder los crímenes de guerra y de lesa humanidad que han marcado la historia de la guerra de Colombia. 

@tatidangond 

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