¿Qué ha hecho el Centro para la Cuarta Revolución Industrial?

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El Centro fue inaugurado en Medellín hace un año. Pertenece a una red del Foro Económico Mundial.

Sé humano, actúa diferente y cambia al mundo. Con este norte, el Centro para la Cuarta Revolución Industrial (C4RI), ubicado en Medellín, adelanta sus proyectos.

Hace ya un poco más de un año fue inaugurado y acaba de ser confirmado para ser el Hub para la Región Andina de la Iniciativa fAIr LAC, del Banco Interamericano de Desarrollo.

Al momento de su inauguración, este Centro que hace parte de una red de aliados en otros países del Foro Económico Mundial, fue el quinto en abrir sus puertas al mundo y el primero en América Latina

Agostinho João Almeida es su director. Un hombre que tiene una convicción de que las tecnologías 4.0 son aliadas importantes para solucionar problemas profundos como la corrupción, la falta de productividad y las brechas sociales.
Tras este primer año, el directivo cuenta cómo se ha desarrollado su trabajo, cuáles han sido los mayores retos y alcances.

c4ri

Agostinho João Almeida, director del Centro para la Cuarta Revolución Industrial en Medellín.

¿Cuál es la función del Centro actualmente?

El Centro fue creado bajo un propósito superior que comparten todos los Centros de la red de aliados del Foro Económico Mundial, que es maximizar el impacto que las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial en la vida de las personas de una forma incluyente y sostenible.

Nosotros trabajamos en el marco de los problemas sistémicos, como lo son la desigualdad, la corrupción, la baja productividad y competitividad. Esto, desde ejes de trabajo que permiten generar soluciones, desde el uso de los datos, la adopción tecnológica y la generación de políticas públicas.

Luego de un año ¿Cómo han avanzado para cumplir con ese objetivo principal?

Ha sido un año de muchos aprendizajes, personales e institucionales. Creo que una de las grandes enseñanzas ha sido la importancia de la claridad estratégica, porque, aunque el lanzamiento fue el 30 de abril, la operación arrancó en agosto.

De agosto a diciembre fue un periodo muy retador, pero a la vez muy bonito. Fue una fase piloto, en el marco de problemas como la toma de decisiones.

Hemos podido posicionar el concepto de Cuarta Revolución. Nuestros resultados en 2019 fueron los avances en esos primeros proyectos que priorizamos, como el de Blockchain (una tecnología que permite el almacenamiento y la transferencia de información descentralizada y segura por su característica de trazabilidad y que puede minimizar la fricción, reducir la corrupción, aumentar la confianza) en los procesos de licitaciones públicas. También, por medio de la iniciativa de Ciudades Inteligentes a nivel global, logramos hacer parte de la mesa técnica del G20, a pesar de que Colombia no es miembro.

Ha sido un año de muchos aprendizajes, personales e institucionales. Creo que una de las grandes enseñanzas ha sido la importancia de la claridad estratégica

¿Los ha afectado la pandemia del covid-19?

El covid-19 no nos afectó más que a otras organizaciones. Nosotros ya teníamos el trabajo virtual bastante implementado. Hay personas del equipo que trabajan desde Bogotá, incluso hay una persona que trabaja desde Estados Unidos. Eso no fue un impedimento.

Lo que sí es que nos obligó a preguntarnos e indagar sobre los proyectos que hemos mapeado y priorizado con nuestra junta directiva. Si uno los mirara otra vez, ante el escenario de necesidades actuales como la necesaria reactivación económica, cómo podríamos asegurarnos de que esos proyectos apunten hacia estos objetivos.

Queremos que lo que estábamos ejecutando este año, realmente nos permitan ayudar a la sociedad acá.

Hay algo muy puntual que ya hicimos: un análisis del uso de las aplicaciones móviles en el mundo, no solo desde el control y la contención de la pandemia sino también qué implicaciones tiene con la utilización de los datos personales, privacidad, transparencia. Incluye a CoronaApp, la utilizada en Colombia.

¿Qué proyectos está gestionando en este momento el C4RI y cómo van los que nos contaron en un inicio que brindaba soluciones locales?

Con esos proyectos nosotros nos sentamos juiciosamente y miramos variables, como capacidad de ejecución resultados.

Hoy tenemos a Ciudades Inteligentes, con este escenario de pandemia, para ver cómo es la percepción ciudadana, la cual es tan importante en el uso de los datos.  Tenemos otro con Innpulsa, donde queremos ver el impacto de las tecnologías emergentes en las PYMES.

Hay otro es promueve el uso de datos e inteligencia artificial en el sector público, en la región. Es un proyecto en el que somos co-ejecutores con el Banco de Desarrollo de América Latina.

También estamos mirando el uso de la Inteligencia Artificial desde estrategias de uso y validación de datos, en temas soluciones, orientadas en los problemas de género. Es decir, cuando se apliquen ese tipo de estrategias de datos y de inteligencia artificial, no exista un sesgo.

Hoy tenemos a Ciudades Inteligentes, con este escenario de pandemia, para ver cómo es la percepción ciudadana, la cual es tan importante en el uso de los datos

¿Cuál ha sido el gasto presupuestal para desarrollar estos proyectos?

La operación del centro surgió de un acuerdo entre el Gobierno Nacional y el Gobierno Local. Desde el sector público, los recursos financieros públicos podrán sostener la operación del Centro en los primeros 3 años y medio. Toda la operación directa está financiada por ellos, pues cada uno pone el 50 por ciento. Durante este primer año de operación, lo que está estimado, es un gasto de alrededor de un millón de dólares.

¿Qué posibilidades ve para el Centro con la propuesta del Valle del Software?

El alcalde de Medellín ha dejado muy claro en su Plan de Desarrollo la importancia que tiene, no solo la tecnología, sino la toma de decisiones desde los datos.

Con el tema que estamos hoy, la importancia de acelerar la reactivación económica, la crisis que se viene el otro año que no va a ser ‘chiquita’ (…) vienen tiempos complejos. La tecnología de los datos ciencia, efectividad, competitividad van a ser, cada vez más, un factor diferenciador. Una llave para que realmente salgamos exitosos, como ciudad y como país.

¿Considera que el presupuesto del PIB que invierte Medellín en Ciencia, Tecnología e Innovación es suficiente?

En el mundo hay un componente que se llama inversión en I+D (Investigación y Desarrollo). Los países más evolucionados, que tienen como motor de desarrollo económico asociado a la innovación ciencia y tecnología, invierte entre 3 y 4 por ciento en esto.

Si uno toma esa analogía, hoy, Medellín está apuntando a tener el 3 por ciento de su PIB en Actividades de Ciencia, Tecnología e Innovación (ACTI). Si uno quisiera realmente empujar esa inversión, yo creo que deberíamos apuntar entre el 3 y el 5 por ciento, como ciudad. Pero eso no puede ser solo un reflejo municipal, el país tiene que acompañar en esa perspectiva, pues invierte menos del uno por ciento en ACTI.

La tecnología de los datos ciencia, efectividad, competitividad van a ser, cada vez más, un factor diferenciador. Una llave para que realmente salgamos exitosos, como ciudad y como país

¿Cuáles son las principales alianzas que tienen en la actualidad, tanto en el sector público y privado, como con las instituciones de educación?

Las primeras alianzas han sido el sector público y actores multilaterales líderes en la región y en otros países. Sobre todo, en el sector privado. Con las universidades hemos tenido temas puntuales de seminarios o acciones conjuntas.

¿Cuál es el equipo de trabajo del C4RI?

Nosotros quisimos conformar un equipo de trabajo que tuviera diferentes tipos de competencias. Por un lado, están las competencias técnicas, son personas que tienen una experiencia muy importante en Blockchain, en Inteligencia Artificial, en Políticas Públicas y Comunicación y Mercadeo.

Hay otro grupo de características que es súper importante para nosotros, componente humano, es clave. Acá lo importante es querer trabajar, meterle el hombro, como dicen por ahí. Hay una mezcla y eso nos permite unas discusiones mucho más ricas.

¿Qué beneficios le ha traído y le traerá este Centro a Medellín, a Colombia y a Latinoamérica?

El primer gran beneficio es que el Centro es un espacio de discusión imparcial.

Nosotros, aunque somos cofundados con actores del Gobierno Nacional y Local, ellos no influencian la función y el conocimiento. El segundo beneficio es la capacidad que el resto de Centros nos puede traer a la mesa. Estamos desarrollando proyectos con Japón, Dubái, Turquía y Brasil.
Finalmente, todo el conocimiento que generamos, es de carácter público, para que realmente nos ayude a tomar las decisiones. Que cuando piensen en políticas públicas y en proyectos de inversión, cuenten realmente nuestra experiencia de trabajo.

¿Las demás sedes qué han aprendido de Medellín? ¿Y Medellín qué ha aprendido de las demás?

Precisamente nos hemos reunido con Ruanda, Brasil y Sudáfrica para aprender de nuestras buenas prácticas, el equipo y los proyectos. La verdad, si uno mira lo que el Foro Económico Mundial nos ha designado dentro de la Red, hemos sido una referencia.

Los contextos de cada sede son muy distintos. Sin embargo, es curioso ver que, por ejemplo, problemas de corrupción hay en todo el mundo. La productividad a la baja, desde hace décadas, también la sufren en otros lugares distintos a Latinoamérica.

Por su puesto hay situaciones geopolíticas que son muy distintas entre Latinoamérica, Europa, África o Asia. Eso ha enriquecido mucho la discusión.

MARIANA POSADA MORENO – Para EL TIEMPO 
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