Supercoco entre las 5 empresas que más golosinas venden en Colombia

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Con 2 millones de Supercocos diarios que salen de su fábrica principal en Manizales, Super de Alimentos le da la pelea a Colombina, Nacional de Chocolates y Aldor

Por: Adriana Arcila

Las dos empresas líderes en la producción de dulces y golosinas en el país son centenarias, Colombina en el Valle del Cauca y Nacional de Chocolates que arrancó en Antioquia. Super de Alimentos, cuya sede está en Manizales con su marca líder Super Coco y Golosinas Trululu, tiene cincuenta años de existencia, mientras la más nueva, Comestibles Aldor, también vallecaucana, nació en los años 90.

A comienzos de los años 50, nació en Manizales en un pequeño garaje, la hoy poderosa Super de Alimentos que produce dos millones de supercocos al día. En 1948, el empresario de origen árabe Federico Peters logró fusionar una receta familiar con las típicas cocadas que había probado en Cartagena a donde sus padres habían llegado en los años 20, y dio origen al sabor de una golosina que terminó siendo la exitosa Supercoco.

Nació entonces la Fábrica de Dulces Superman que seis años después se la vendió a Roberto Muñoz y Ana Salazar, quienes se propusieron vender esta dulce estrella en todo el país. La inmensa demanda de Supercoco no paraba de crecer en restaurantes, hoteles, tiendas de barrio y supermercados, por lo que tocó expandirse a una planta de gran escala en 1967, ubicada en todo el centro de Manizales.

El cafetero Bernardo Henao le puso el ojo al negocio y en 1979 junto con unos socios decidió aprovechar los excedentes de una bonanza cafetera para comprarlo. Su hijo Emiliano Henao Mejía tomó las riendas, pero a los pocos años falleció en un accidente automovilístico, fue sucedido por su hermano Felipe quién desde 1987 maneja el negocio como gerente general de Super Alimentos SAS, cuyo nombre existe desde los años 90.

Felipe Henao, dueño y gerente de Super de Alimentos, lleva cerca de 38 años en el cargo

Como toda fábrica de dulces, ha progresado a través de innovación de productos, como los Barrilete, el Big ben, el Lokiño y la Menta Chao, primera menta masticable en el país, así como Bianchi, un tipo caramelo de leche relleno de chocolate. Entrado el nuevo milenio, la apuesta novedosa fueron las gomas, industria a la que entraron pisando fuerte con sus famosas Trululú y que se fabrican en una empresa de razón social independiente, la cuarta en ventas en el país: Golosinas Trululu.

La empresa que produce hasta dos millones de unidades de Supercoco al día, se ha visto afectada por los cambios políticos en los países vecinos, a Venezuela llegó a exportarle el 60 % de su producción y a Ecuador una gran parte antes de su dolarización, sin embargo, abrieron nuevos mercados y hoy exporta desde las plantas de Manizales y Cartagena a treinta países en el mundo.

Colombina, la empresa líder en cabeza hoy de Cesar Caicedo, perteneciente a la tercera generación de su fundador Hernando Caicedo, quién en 1935 le dio vida para aprovechar la producción de azúcar que ya había comenzado en el ingenio Riopaila, el cual desde 1927 funcionaba en la hacienda Castilla, unas tierras en el margen izquierdo del rio La Paila en el municipio de Zarzal, al norte del Valle del Cauca. El nombre proviene precisamente de los primeros confites con variados sabores tropicales que se popularizaron con el nombre de colombinas.

César Caicedo es reconocido por ser uno de los empresarios más activos en la vida gremial del Valle del Cauca

Desde principios de siglo, en 2002, César Caicedo a sus 33 años tomó las riendas de la empresa después de presidir la junta directiva. El primer gerente había sido su padre Jaime Caicedo, quien había impulsado el negocio con nuevas tecnologías y estrategias como fabricar rellenos y mermeladas con sabores naturales de frutos propios de la región, logrando el gran éxito de Bon Bon Bum, una chupeta de dulce con chicle, que revolucionó el mercado de los dulces en Colombia y triplicó las ventas en tan solo un año.

Cesar Caicedo se ha dedicado a modernizar la empresa, renovó unas plantas y construyó otras nuevas, y convirtió la de Santander de Quilichao en Zona Franca. Bajo su liderazgo, la empresa se ha convertido en un importante jugador en Latinoamerica, no solo en golosinas sino en el sector de alimentos en general.

La Compañía Nacional de Chocolates nació hace un siglo en Medellín a partir de la integración de pequeños productores locales en una sociedad de cuentas en participación. Su expansión fue rápida a partir de la adquisición de plantas en las principales ciudades del país, ya que las deficientes vías de comunicación hacían muy difícil tener centros de producción para abastecer el mercado. Muy pronto, en 1933, se volvió accionista de la Fábrica de Galletas Noel.

En la década de los años 60, empezaron con la diversificación de productos y ofrecieron La Jet, la primera chocolatina fabricada en el país a la que le incluyeron en el empaque cronos del album de historia natural, vendría luego Chocolisto, el chocolate en polvo para la leche, productos que fueron la clave del éxito empresarial.

Carlos Ignacio Gallego, presidente del Grupo Nutresa desde el 2014, es ingeniero civil y MBA de EAFIT

En los años 80, además de un proceso de modernización, apertura hacia los mercados extranjeros y nuevos productos, la compañía daría origen a lo que se llamó Sindicado Antioqueño, y hoy se conoce como Grupo Empresarial Antioqueño, y del cual la Nacional de Chocolates es uno de los bastiones, junto con Argos y Suramericana.

Con el fin de responder a una estrategia de internacionalización en el 2011, la empresa cambió el nombre a Grupo Nutresa para unificar en un solo sello todas las categorías de alimentos y empresas del grupo, que la componen más de 27 marcas que producen y comercializan con plantas México, Costa Rica, Perú y Colombia. Desde finales del año pasado, el Grupo Gilinski adquirió por medio de una oferta pública en la Bolsa, el 31.09% de las acciones convirtiéndose en el segundo mayor accionista, superado por Grupo de Inversiones Suramericana que aún posee el 35.23 %.

Comestibles Aldor es la más joven de las empresas del Top 5 de dulces y golosinas. La inició en Cali, en 1991 el empresario de origen libanés Raif Aljure. Su papá Emilio Aljure había llegado a Colombia en 1925 y junto con su esposa Rosa Zarzur se instaló en Tuluá donde nació y creció Raif, quién después de estudiar química en la Universidad Nacional, sede Palmira y terminar en Cincinnati, EE.UU. regresó a su ciudad a hacer empresas.

El primero de los negocios que funcionó fue Plásticos Especiales y pronto incursionó a otro, completamente distinto, pero que le permitía aprovechar los empaques de su primera fábrica, la producción de dulces a partir de la materia de alta calidad y bajo costo que se producía en el Valle del Cauca: el azúcar. Comestibles Aldor recibió su nombre de su apellido Aljure y el de su esposa Elsa Doronsoro: ALDOR.

La empresa inició en grande, con una producción de cinco toneladas diarias de chupetas y caramelos duro, y con tan solo dos años de fundada empezó a exportar. Para 1997 creó la línea de chupetas de yogurt, que se convertiría en el producto estrella, la Yoqueta, que multiplicó sus ventas, luego vendría la chupeta con relleno de chicle, PIN POP; en 2011, logró luego de varias negociaciones la compra de la apreciada marca “Frunas” a la Nacional de Chocolates. El mercado nacional le representa el 49 % de sus ventas.

Leonardo Aljure, presidente de Aldor y dueño del 25 % de la empresa controladora de Aldor

De los cuatro hijos Aljure, Leonardo es el presidente de Aldor y Rafael el gerente general de Plásticos Especiales, un acuerdo que funcionó mientras vivió Don Raif y luego de su muerte en 2015 gracias el equilibrio que daba su viuda, quien era la principal heredera. Sin embargo, en 2017, los dos hermanos menores Andrea y Francisco, residentes en el exterior, cuestionaron el manejo, propusieron nombrar en las directivas y la presidencia profesionales externos a la familia y dos años después, en enero de 2019 instauraron una denuncia contra sus hermanos en donde los acusan de presuntas inconsistencias en la firma de actas de accionistas, iniciándose un complicado litigio familiar que sigue vivo en medio del éxito empresarial.

La empresa ha venido creciendo y además de firmar acuerdos de producción y distribución con multinacionales construyó una nueva fábrica en Yumbo y en 2010 montó una planta en Johannesburgo, Sudáfrica, para suplir las grandes cantidades de dulces que se venían exportando a África y Asia. De los 50 países a donde exporta, casi la mitad hacen parte del continente africano; este segundo semestre de 2022 le apuntará a llegar a Venezuela como un nuevo mercado emergente después del restablecimiento de las relaciones entre los dos países.

Colombia es un gran productor de golosinas precisamente y no es accidental que la mayoría de éstas estén localizadas en la región donde crece el cultivo de azúcar, el suroccidente colombiano. Las ventas fueron significativas, colocándose estas cinco empresas entre las 1.000 empresas más grandes del país y Colombina entre las cien, con un agresivo y exitoso crecimiento en la última década.

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