Carta canta

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Cuenta don Ricardo Palma, en sus Tradiciones Peruanas, que el Virrey del Alto Perú, por congraciarse con el arzobispo de Lima, con quien había tenido un ligero desacuerdo, le envió de regalo cinco sandías de sus imperiales sembrados.
Para el mandado encargaron a tres indígenas al servicio del Virrey y en silletas a la espalda, cargaron las frutas y la carta remisoria.

Por el camino, los indios pararon a descansar y se antojaron de sandía y se comieron una.

–¡Qué va a saber padrecito, cuántas sandías van!

Al llegar a Lima, el arzobispo leyó la carta y se dio cuenta de que faltaba una sandía. Los nativos fueron regañados, azotados y salieron llorando:

–¡Carta canta, compa!
Nos quejábamos hace ocho días de la irresponsabilidad de los indígenas del Cauca, de organizar un viaje masivo de ocho mil personas en medio de una pandemia mortal, con el riesgo de contaminar a millones de colombianos o de adquirir la enfermedad exponiéndose al mortal virus.

Gracias a Dios pasó la Minga, sin vandalismo y en orden y con grandes enseñanzas, porque “carta canta”.

Ahora sabemos que en Colombia no mandan los indios, sino un presidente constitucional, elegido por el pueblo y que se llama Iván Duque, que tiene sus voceros y no se sube a cualquier tarima donde diga un cacique.
Sabemos porque “carta canta”, que nuestro Ejército y nuestra Policía, encontraron 63 laboratorios de coca en los que se producían una tonelada de coca mensual en cada uno. Estaban en sus “sagradas tierras ancestrales”, que según la revista Semana suman la cuarta parte del territorio nacional, para una ínfima población indígena.

La Carta que Canta es la prensa nacional, la televisión y la radio que entre el maullido de unos cuantos gatos de izquierda, nos cuentan, como don Juan Losano, de RCN TV. en reportaje a un indígena. Antonio fue guarda indígena de garrote adornado y al mismo tiempo guerrillero fariano, lo que comprueba la manguala entre indígenas del Cauca y guerrilleros. “Carta canta”.

Todos vimos hace meses por televisión a una tribu de indígenas atacando, insultando y humillando a varios soldados y desarmando a un sargento. Cobardes, porque saben que el soldado no va a disparar contra un garrote. El exceso en la defensa lo castiga la ley muy severamente. El desarmador se aprovecha de la nobleza del militar. Esa es la valentía indígena. Carta canta.
Los que hemos visto en Urabá a los batallones de ingenieros del Ejército, Ospina y Bejarano, construyendo carreteras y trazando calles en poblados indígenas como Jaiquerasabi y Cañusales, sabemos lo importante de esa alianza entre Fuerzas Armadas y las tribus ancestrales en Antioquia. Carta Canta.

Ñapa: Triunfante de dos mociones de censura ha salido el ministro de Defensa. Nos alegramos de que las exageraciones y las mentiras de la ponzoñoza de izquierda, no hayan logrado distraer ni convencer la atención nacional. Esa es la ventaja de la prensa profesional, contra el periodismo tendencioso de izquierda y contra las redes sociales manejadas sin criterio periodístico e irresponsablemente por cualquiera que tenga un teléfono.

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