Cartas a la Directora El Colombiano
Acabamos de pasar ese maremágnum de elegir fiscal general de la nación. En Colombia, el presidente confecciona la terna (claro, que no de enemigos) y la Corte Suprema de Justicia vota y elige. Artículo 249 C.N. Palabra de Dios.
La Corte Suprema de Justicia es esencialmente un estamento de casación, que mediante sus decisiones unifica la jurisprudencia nacional y decide en forma definitiva los litigios que aborda. Pero no está diseñada, desde sus entrañas, para elegir fiscal. Pienso, que la Corte Suprema de Justicia, debería abandonar esa malhadada bandera electoral. Zapatero a tus zapatos. Fue un craso error de la Constitución, haberle otorgado funciones electorales a la CSJ.
Lo que vemos hoy es que la Corte se ha visto envuelta en refriegas, escándalos, señalamientos, en agrias disputas y en presiones indebidas para elegir al fiscal. Nada de eso, debería ser de su resorte. Pero lo más grave, es que se ha clientilizado todo esto, en la medida en que se ha denunciado históricamente que varios aspirantes de las ternas, han ofrecido puestos a los magistrados, si votan en su favor. El caso del togado Leonidas Bustos, que obtuvo el favor del nombramiento de su esposa, todavía resuena. Y así, hay muchos casos delatados y venales.
Sería un anhelo para la alta Corte, distanciarse de ese manejo constitucional de nombrar fiscal. Apartarla de esa guachafita, sería lo ideal. Pero, ello demanda una reforma de la Constitución. Y estamos lejos de que ello acaezca. Si entendiéramos que el juez electoral, resquebraja la independencia y la credibilidad, comenzaríamos a entender que lo sano es que no sea más la Corte Suprema de Justicia, la que elija al fiscal. Puede sonar a utopía, pero vale la pena revolcar lo que hay hoy. Y, peor aún, cuando es el presidente el que agolpa la terna, buscando crear un “fiscal de bolsillo”.