482 añós de años de historia: BOGOTÁ capital de COLOMBIA

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Bogotá, 482 años: En este aniversario atípico, recordamos y celebramos la vida y la ciudad que nos espera.

La capital cabalga hacia su consolidación como una ciudad de gran formato. Muchos son sus legados, pero grandes también sus desafíos.

Bogotá arriba a sus 482 años cargando sobre sí un legado de acontecimientos que la ubican entre las ciudades más cosmopolitas y dinámicas de la región. Su condición de capital le otorga un valor singular, pues en ella tienen sus sedes las ramas del poder público; su tamaño y ubicación geográfica la convierten en epicentro de la economía nacional, la hacen atractiva a la inversión extranjera, la elevan a la condición de principal receptora de migrantes del país y la proyectan como una de las grandes metrópolis del nuevo siglo.

Cuando se conmemora un aniversario más de su fundación, vale la pena repasar su historia para entender su presente y proyectar su futuro. Bogotá es testimonio de los más fulgurantes aconteceres de la vida nacional. Desde que se constituyó como capital del Nuevo Reino de Granada, por allá en 1717, su constante ebullición no ha hecho más que propiciar su transformación, si bien mantiene una estructura de calles y cuadrículas que durante muchos años la retrataron como ciudad “ordenada, católica, digna y ricamente construida”, según el más reciente atlas histórico recopilado en su honor.

Quizás el salto más importante de la última centuria lo haya vivido a mediados de los años 50 y 60, cuando se produjeron las masivas migraciones de aquellos que buscaban afincar sus sueños en la gran urbe. Esa mezcla de culturas y tradiciones ha contribuido a hacer de Bogotá lo que es hoy: una ciudad de puertas abiertas, de oportunidades, diversa, que intenta dejar a un lado la imagen hostil, fría e indiferente que quieren atribuirle.

La historia le ha enseñadoa Bogotá a levantarse de las dificultades, y ahora no es la excepción, pero necesita la ayuda de todos.

La Bogotá de las últimas décadas muestra a una juventud vibrante y emprendedora, de hombres y mujeres que le dan brillo; una ciudad reconocida por sus aportes a la música, la recreación, la gastronomía, la innovación y epicentro de grandes eventos a nivel global. Claro, también, como toda gran ciudad, adolece de males propios y heredados. Aún debe trabajar por una menor segregación, por superar la inequidad, por garantizar una vida digna para sus más de siete millones de pobladores y por no abandonar conquistas que la han catapultado. Algunas de esas conquistas han sido el nivel de cobertura de servicios básicos, la apuesta por más y mejores espacios públicos; sistemas masivos de transporte, incluyendo TransMilenio y los modelos férreos que vienen en camino; la promoción de formas alternativas de movilidad como la bici o las iniciativas que abogan por una mayor sostenibilidad.

Estos y muchos temas son la muestra de una ciudad que ha madurado en su retórica urbana –se encamina ahora hacia la regionalización– y su discurso político. Bogotá es ejemplo hasta en el perfil de los alcaldes que se ha impuesto y que, con contadas excepciones, han perfilado la ciudad que tenemos.

Ad portas de sus 500 años, cuando una nueva generación habrá alcanzado la madurez para seguir trazando su rumbo, Bogotá enfrenta la pandemia de covid-19. Ya había encarado otros males similares, y ni entonces ni ahora se ha amilanado. Pero no lo ha hecho sola ni lo han hecho sus gobernantes. Ha sido el talante de su gente, que, así como resistió la conquista y dejó plasmado en los anales de la historia el primer texto de los Derechos del Hombre y el primer grito de independencia, tiene el reto de levantarse de la actual crisis y seguir construyendo una Bogotá a la medida de los desafíos que aún le quedan por delante.

Editorial – El Tiempo – Diseño: Sucesos Metropolitanos
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