Por:Fabrina Acosta
La Guajira está de moda y nunca pasará de moda, porque es una tierra de encanto con un paisaje biodiverso que pasa mágicamente de zonas desérticas a hermosos oasis, que tiene una gastronomía única, una historia literaria de inspiraciones macondianas y de un eterno realismo mágico que se pasea con mantas coloridas, olor a café y sonidos de acordeones.
La tierra donde nací está en las agendas públicas por el atractivo de sus riquezas naturales, entre los destinos más apetecidos por los turistas por su magia infinita y en los reportes de las maravillas del mundo; no es un secreto que La Guajira es definitivamente una dama cautivadora, lo cual es paradójico si se contrasta con la historia de olvido y la corrupción que notoriamente la ha afectado. No estoy asumiendo una narrativa romantizada de lo que es La Guajira, reconozco las diferentes problemáticas porque en definitiva es una tierra de contrastes como lo dijo el compositor Hernando Marín en su canción La Dama Guajira
“Esa es mi Guajira engalanada que por años
Fue olvidada y hoy se yergue grande (bis)
Viene un heredero a reclamarla
Porque tiene plata porque ahora si vale
Mi Guajira bella mi Guajira grande.
Ahora que la dama tiene plata
Viene el galán a la casa y promete quererla (bis)
Claro tiene el gas que es una ganga
La sal de Manaure y su carbón de piedra”
Una diosa encantadora a la que muchos conquistan con engaños queriendo robarle lo que le pertenece por derecho universal, sin duda La Guajira está de moda y no pasará, tiene todo para continuar siendo una tierra apetecida, sin embargo, ya está bueno de que sea una dama irrespetada; que siga de moda, pero una moda enfocada hacia su dignificación y merecido trato.
La Guajira encantadora, que desde el norte de Colombia envía su magia y su resiliencia innata, que demuestra fortaleza y a la vez clama ayuda, provee energías, gas, arte, inspiración a otras regiones, pero también llora cada niño o niña que muere por malnutrición o cero salubridad, se aflige ante actos corruptos disfrazados de transparencia o ante las diversas formas de extractivismo que padece.
La Guajira … mi tierra, donde el sol brilla con potencia especial, el mar se danza entre vientos poderosos y se niega a rendirse, una tierra que soporta la inclemencia humana y que se apega a la esperanza de su gente, El encanto de La Guajira merece conquistar al mundo y que no la dejen morir entre olvidos.