La historia del paisa que se convirtió en el “ángel” de los refugiados en Berlín

0
290

Jaime Alberto Beck Fonseca, nacido en el municipio antioqueño de Yondó, dedica su vida a enseñar alemán a refugiados.

El Colombiano

Desde hace más de siete años, un paisa nacido en la subregión del Magdalena Medio antioqueño se convirtió en el “ángel” de decenas de migrantes que llegan a Berlín en busca de un refugio.

Enseñándoles alemán para que puedan afrontar los retos de la vida diaria, Jaime Alberto Beck Fonseca, quien hasta hace pocos años se dedicaba a la cocina y la hotelería, es ahora el apoyo de muchos de los desamparados que llegan a la capital de Alemania queriendo empezar de nuevo.

Beck Fonseca nació en el municipio de Yondó, ubicado en la ribera del río Magdalena, en 1970. Hijo de un padre alemán y una madre colombiana, con apenas 15 años decidió salir del país en busca de nuevos horizontes y llegó a Alemania a la casa de un tío.

Allí comenzó a cultivar su pasión por la gastronomía y el turismo, para luego convertirse en un exitoso chef y hotelero.

“Cuando éramos niños, mi hermano y yo llegamos a un internado para aprender alemán; luego, estudiamos cocina y nos fuimos a trabajar al Hotel Savoy, en Londres. Allá afronté muchos problemas, pero vivía agradecido por la oportunidad de hacer realidad este sueño, porque sabía que no muchos colombianos tenían esta oportunidad (…). Al final, sabía que debía adaptarme a la cultura a la que le podemos aportar nuestra energía, con una visión diferente de la vida y con nuestro humor, que se asemeja mucho al de los italianos y los árabes”, narró Beck en diálogo con la revista Diners, haciendo un repaso por su vida.

En 2015, cuando se intensificó una oleada migratoria que sacudió a Alemania, en medio de tensiones entre el partido de la entonces canciller Angela Merkel (quien inició una política de puertas abiertas) y los reparos de los partidos más conservadores (quienes desde entonces piden una política migratoria más estricta), Beck decidió no quedarse de brazos cruzados y poner su granito de arena.

“Le dije a mi esposa que debíamos hacer algo, porque había filas de más de 400 metros y gente que dormía a la intemperie para no perder su lugar. Así que empaqué sacos, chaquetas, un celular y un computador, y me fui para allá”, recordó a Diners.

“Nunca se me pasó por la cabeza enseñar alemán porque tengo mala ortografía. Sin embargo, vi a una profesora de alemán, ya mayor, con tres tipos que venían huyendo de la guerra de Afganistán y no entendían un carajo; estaban entumecidos del frío, muy serios. En ese momento, me señaló y me dijo: ‘Hágase cargo usted porque yo ya tengo muchos estudiantes’”, añadió el paisa a ese medio.

Desde entonces, Beck se metió de lleno en el apoyo a los refugiados y decidió imprimirle un toque de la calidez y el humor colombiano para hacer más amables las clases, de las que no recibe un solo euro.

En medio de esa labor, este antioqueño terminó convirtiéndose en el ángel de muchos migrantes, quienes agradecen tener una mano tendida en ese país.

Además de esa labor, Beck también ayuda a muchos otros colombianos y latinoamericanos que llegan a Berlín en busca de ayuda.

“Jaime es muy consciente de los problemas por los que puede pasar un inmigrante, pues él sabe qué es estar totalmente desarraigado del hogar. Pero con su simpatía y amor por los demás, logra unir credos, culturas y pensamientos”, añadió la española Patricia Salas a Diners, resaltando la vocación de Beck.

Cuadro de comentarios de Facebook