Las nebulizaciones que combatirían el COVID-19

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Carlos Riveros, especialista en Medicina Interna, vive y labora en la ciudad de Coral Gables, en Miami-Dade

El Invima autorizó a Carlos Riveros a investigar formalmente para probar que su tratamiento es eficaz contra el COVID. “Ya hemos podido ayudar a 241 personas”, dice el médico.

La noticia por la que había estado esperando semanas enteras el doctor Carlos Riveros se dio ayer y llegó para que -como sostienen él y sus pacientes- “la luz de la esperanza” frente al COVID-19 siga prendida: el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) aceptó el protocolo de investigación que él y su equipo diseñaron con el fin conseguir la aprobación de un tratamiento para la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.

Si bien esto no implica que el tratamiento está aprobado, sí le da vía libre para comenzar la fase 2 de su investigación y finalmente pueda demostrar que, además de seguro, es eficaz.

Hay que saber que el tratamiento está compuesto por dos medicamentos que tienen funciones diferentes: uno de ellos es antinflamatorio pulmonar y el otro es antiviral; su objetivo es bajar la carga viral y evitar que el coronavirus se replique y pase de las vías respiratorias superiores (la nariz, la cavidad nasal, la boca, la garganta -faringe- y la laringe) a las inferiores (tráquea, los bronquios y bronquiolos y los alvéolos, que forman los pulmones), con lo cual los pacientes no llegarían a complicarse ni a ser hospitalizados por COVID-19.

Riveros agradece a todos los que lo han apoyado este camino; nosotros les mostramos las claves para entender qué camino han recorrido el doctor y su equipo y qué viene ahora.

Lo que implica

Que el Invima apruebe esta investigación, según el doctor Riveros: “Implica que ya podemos empezar a darlo en personas que estén dentro de la investigación, entonces, esta investigación se va a desarrollar en Barranquilla. Inicialmente yo quería hacerla en Cartagena, pero no encontré mucho eco en los colegas. Lo que pasó fue que el Invima nos dijo: ya pueden hacer el estudio, ya sabemos que el medicamento es seguro, ya sabemos que puede tener una efectividad como la que ustedes señalan, ahora, demuéstrenlo. Empezaremos a dar el medicamento, ya no como una observación clínica, que es lo que hemos hecho hasta ahora, sino que vamos a medir ya con carga viral y con el RNA mensajero subgenómico. Demostraremos que cuando damos el medicamento en una fase inicial, podemos disminuir la carga viral a tal punto que la persona no llegue a complicarse”

Lo que necesitan

Ahora requieren de pacientes dispuestos a probar el medicamento en Barranquilla. “Si tuviéramos los 60 pacientes, se le daría a cada uno un nebulizador, un oxímetro de pulso y un termómetro, monitorizaríamos que estén haciéndose el tratamiento bien”, explica y aclara que las personas se tratarán desde la casa, haciéndose nebulizaciones tres veces al día, por cinco días. Ellos tendrán seguimientos por telemedicina, se les medirá la carga viral antes de recibir el tratamiento y durante. “Vamos a medir también algo que no se ha medido en el mundo entero en estudios de este tipo, que se llama el RNA mensajero subgenómico, este test no solamente nos dice cuál es la carga viral del coronavirus, sino que nos dice también si ese virus es capaz de producir replicación, eso es una ventaja grandísima porque nos da dos formas de medir cómo el medicamento puede actuar en la persona”, anota. 

¿Cómo será la investigación?

“Presentamos un protocolo serio con el centro médico del doctor Juan Haller, en Barranquilla. Hicimos un protocolo ajustado a lo más estricto de la ciencia para ser sólidos cuando los resultados lleguen porque esto, obligatoriamente, va a ser debatido en la comunidad científica (…) (El método es) Doble ciego, randomizado, aleatorizado, para que el estudio tenga el resultado más fidedigno posible a la realidad. Compararemos dos grupos de pacientes… todos infectados, pero a la mitad le estaremos dando el medicamento, que científicamente lo llamamos COVID-19 0001USR, y a la otra mitad, un placebo. No sabremos quiénes recibirán el placebo o el medicamento y tampoco los mismos pacientes, solo lo sabrá una central de mezclas autorizada por el Invima, que es la que prepara la mezcla y guarda toda la información de cada paciente en sobres que serán abiertos solo al final del estudio, para su análisis”. Riveros explica que los pacientes podrán recibir otras medicinas para su COVID-19 y que todo estará debidamente documentado, lo cual significa que quienes reciban el placebo sí tendrán otra forma de combatir la enfermedad.

Lo que sigue

“En unos quince días tendremos todos los datos para analizar, cuando tengamos los resultados, podríamos tener en enero una semi fase 3”, añade Riveros.Esto quiere decir que se harán más pruebas y que, si todo sale como lo esperan, en enero podrían solicitar al Gobierno nacional un permiso de emergencia para distribuir el tratamiento a quienes lo estén necesitando antes de que sea aprobado de forma definitiva.

Un camino recorrido

Desde hace más de seis meses, cuando el doctor Riveros decidió “hacer algo” respecto al COVID-19, muchas personas cercanas a él le han pedido ser tratadas con su medicamento. “Son 241 pacientes los que han recibido el tratamiento. Hemos tenido cinco fallas, una de ellas era una señora muy mayor que no toleró ponerse el nebulizador y no pudo recibir el tratamiento, se complicó; dos de ellos lo recibieron muy tarde, ya tenían neumonía; los otros dos casos aún no sabemos bien por qué fallaron, porque supuestamente sí lo recibieron a tiempo, lo estamos investigando. Esto quiere decir que el tratamiento ha tenido una efectividad de observación de más del 97%”.

Sus repercusiones

Para el doctor Rivero, este tratamiento puede ser un arma inmediata para luchar contra el COVID-19. Personas de todos los estratos sociales podrían acceder a él, pues es económico (dos días de nebulizaciones costarían alrededor de 2 dólares, unos 7.000 pesos) y quienes no tienen otra opción sino salir a trabajar podrán hacerlo sabiendo que existe una opción a la mano, que, de contagiarse, les ayudará a disminuir la carga viral y evitará complicaciones derivadas del COVID-19.

Por Laura Anaya Garrido – El Universal

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