¿Un Ministerio sin cabeza?

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Por: María Errázuriz. Exgerente de la Fundación Batuta.

¿Qué pasa en el Ministerio de Cultura? ¿Por qué nadie está contento?

En los inicios del actual gobierno, el sector cultural del país se llenó de ilusiones y expectativas: el nombramiento de la maestra Patricia Ariza (cofundadora del gran Teatro de la Candelaria) como ministra y del músico Jorge Zorro como viceministro fue bien recibido por la comunidad artística. Desafortunadamente, con el primer cambio de gabinete, la ministra salió de manera poco elegante, por decirlo con algo de “politesse”, y el maestro Zorro se encontró de repente como ministro encargado…

A la fecha, después de cuatro meses, el maestro Jorge Zorro continúa como ministro encargado, mientras que la comunidad cultural sigue a la espera de un verdadero plan de gobierno para el vasto sector cultural del país.

¿Es esta una ocasión necesaria para reflexionar sobre cuál sería el mejor perfil del nuevo ministro de Cultura para producir “el estallido cultural” que tanto anhela el Gobierno? ¿Para reconciliar los diversos sectores culturales y para materializar por fin el principio de equidad entre los centros y las periferias? ¿Para generar confianza entre el Estado y la heterogénea comunidad cultural distribuida a lo largo y ancho del territorio? ¿Para que el sector cultural ocupe el lugar que le corresponde frente al reto de la paz? ¿Con el Plan de Desarrollo en firme, cómo se distribuirán los recursos entre los sectores culturales y las regiones?

Necesitamos que el nuevo ministro se comprometa explícitamente con el derecho fundamental a la libertad de expresión y creación de los artistas; que asuma un compromiso contundente con la promoción y divulgación de los creadores colombianos en el país y en el exterior, la protección de sus obras y el patrimonio; que defienda el principio democrático de las artes, su autonomía y la promoción de los derechos culturales que se manifiestan explícitamente a través del acceso a las prácticas artísticas de todos los sectores de la población. Los anteriores son axiomas fundamentales para la construcción de una política cultural estable y duradera.

Para responder a tantos retos, el nuevo ministro requiere reunir un profundo respeto y una sincera admiración de TODOS los actores de las diferentes disciplinas y actividades del campo de la cultura, así como un liderazgo carismático, una gran capacidad de diálogo sincero con las regiones, ser reconocido por su armoniosa relación con los diversos colectivos y su firme compromiso con el mejoramiento de la situación financiera del sector.

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