Colombia prende motores

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Reanudación gradual de transporte aéreo y terrestre. Un gran reto al control focalizado de la pandemia

El próximo domingo se cumplen cinco meses del inicio de las cuarentenas poblacionales implementadas en Colombia como principal arma para frenar la curva de contagios y de fallecimientos por la pandemia del Covid-19. Si bien es cierto que los confinamientos se han ido flexibilizando a medida que han pasado los meses y hoy hay medio centenar de actividades exceptuadas, al tiempo que otro gran número están implementando ya pilotos de reactivación bajo estrictos protocolos de bioseguridad, el transporte público y privado de personas a larga distancia todavía se mantiene suspendido en una gran proporción, ya que reabrirlo, así sea de forma gradual, es uno de los pasos más complejos dentro de la estrategia sanitaria para controlar y, sobre todo, contener los focos de contagio del virus, evitando que se extiendan por grandes regiones.

Si se analiza el mapa epidemiológico del país se evidencia que así como algunas áreas parece que ya superaron la fase crítica de la pandemia, en otras hasta ahora el pico está llegando, en tanto que las restantes ven crecer poco a poco el índice de contagios y decesos, temiendo que a finales de este mes o en septiembre afronten la etapa más difícil de la expansión de la enfermedad viral. Precisamente por ese escenario regional disímil es que se pasó de un plan de contingencia de orden nacional a uno de corte más zonal y local, en donde son los gobernadores y los alcaldes los que toman las decisiones sobre endurecimiento o flexibilización de las cuarentenas así como en torno al mayor o menor ritmo de la reapertura de las actividades productivas, educativas, de servicios, entretenimiento y sociales.

Esas estrategias de focalización local del plan sanitario han dado buenos resultados en la medida en que al estar ampliamente suspendidos los servicios de transporte público y privado de larga distancia, es relativamente bajo el riesgo de que personas que provienen de zonas de altos índices de contagio puedan viajar a otras de bajo o incluso nulo nivel de afectación. Sin embargo, ese modelo de control sanitario pierde efectividad en la medida en que se reactive gradualmente el transporte intermunicipal e interdepartamental de pasajeros, ya sea en la modalidad terrestre o aérea.

Tras cinco meses de parálisis casi absoluta en los viajes de grandes distancias, ya sea en medios de transporte público o privado, este sector se encuentra listo para arrancar. De hecho, tras realizar los primeros vuelos comerciales de prueba aplicando todas las medidas de control sanitario, en septiembre comenzarán a reanudarse gradualmente las rutas aéreas a nivel nacional. De forma responsable y muy exigente, los principales aeropuertos y aerolíneas han sido certificados en sus protocolos de bioseguridad  y se encuentran listos para retomar sus operaciones. Controles de temperatura automáticos, exigencia del tapabocas en todo momento, garantía de distanciamiento social entre pasajeros, circuitos de desinfección de aeronaves y demás infraestructura de servicios, virtualización de todos los trámites de acceso a los terminales y abordaje, seguimiento a la salud de los pasajeros varios días después de los vuelos y otras medidas más hacen parte del paquete de vigilancia y control epidemiológico.

En cuanto al transporte público terrestre intermunicipal o interdepartamental, ya hay viajes piloto en varias regiones, también bajo los más estrictos protocolos de bioseguridad, desinfección de vehículos, uso obligatorio del tapabocas, planes sanitarios en las terminales así como mecanismos muy detallados para que no haya aglomeraciones de pasajeros o filas. También debe existir garantía de distanciamiento social en los viajes así como chequeos exigentes de su estado de salud en los lugares de origen y destino.

Como se dijo, permitir de forma gradual una mayor movilidad ciudadana a larga distancia es un paso muy delicado dentro de la estrategia de salud pública para poder contener la pandemia en Colombia, más aún dentro del modelo de control local y focalizado que hoy está implementándose. Estando comprobado ya que una gran parte de las personas contagiadas con el Covid-19 son asintomáticas, su detección es muy difícil por más controles que se apliquen en aeropuertos y terminales de transporte terrestre. Eso es innegable.

Sin embargo, tras cinco meses de cuarentenas es claro que el país no puede seguir encerrado y que el proceso de reactivación requiere también que la población empiece a retomar sus actividades productivas, académicas y de otra índole, incluyendo la posibilidad de trasladarse a grandes distancias. También resulta claro que las pérdidas del sector de transporte de pasajeros son millonarias y necesitan prender motores de manera urgente. Lo importante, en todo caso, es que las empresas, las autoridades de vigilancia pero, sobre todo, los pasajeros acaten y apliquen todas las medidas de bioseguridad, sin excusa ni relajamiento alguno. Es un desafío aún más grande a la disciplina social y la responsabilidad individual. Un desafío que ya resulta inaplazable en la tesis de aprender a convivir de una manera segura y cautelosa con un virus que, a menos que se encuentre la anhelada vacuna, seguirá siendo una amenaza por varios meses más.

Edtorial Nuevo Siglo
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