Cuando la “polarización” es una buena señal

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Por Juan David Escobar Valencia – opinion@elcolombiano.com.co

No se dejen intimidar por quienes se creen superiores moralmente al criticar la polarización, que ‘en este caso’ no es una catástrofe, sino una buena señal de que el país no ha muerto todavía.

En una entrevista que me hicieron hace años, dije que daba gracias a Dios porque había polarización en Colombia. Casi me mandan a los tribunales de la Inquisición por semejante “herejía”. Viendo sus caras de supuesta indignación, agregué que me alegraba la polarización porque en ese entonces más de medio país se oponía al acuerdo de impunidad extorsiva Farc-Santos, y que yo estaría realmente preocupado si todo el país hubiese aceptado semejante inmundicia, que en parte explica que hoy tengamos a quienes tenemos desgobernando al país.

Actualmente veo a nuevos “apóstoles de la no polarización”, posando de una superioridad moral que no tienen, diciendo que no debemos polarizar más porque es malo para el país. ¡Pues no! Sigo convencido que gracias a Dios todavía hay una porción de ciudadanos que no quiere aceptar lo que nos pasa, ni a quienes están destruyendo el país que tenemos, a pesar de tantos errores que hemos cometido. Pero ahora estos apaciguadores pretenden que no digamos nada incómodo, para evitar la polarización, que no estemos en desacuerdo, para evitar la polarización, que aceptemos en silencio y sin repulsa el ataque mortal que sufre Colombia.

En junio de 2022 dije que: “en democracia la rivalidad en política es normal. Encuentren un caso donde la controversia política en democracia no sea intensa. El único antídoto para la polarización es la dictadura, y de eso sí encontrarán ejemplos, especialmente en el vecindario”, y que “la supuesta ‘polarización’ política, artificialmente creada para justificar propuestas políticas extremas y desprestigiadas, o vacías pero disfrazadas de neutralidad, no era el verdadero problema de Colombia”.

Nos quieren hacer creer que para evitar la polarización hay que negociar todo y con todos, y aceptar la “falacia del punto medio”, que como dije en octubre de 2020: “es un sesgo cognitivo muy difundido que equivocadamente se considera señal de prudencia, pero es una tontería descomunal y peligrosa. Los tramposos y delincuentes suelen establecer un extremo absurdo y artificial para anclar la negociación en una situación en la que, esgrimiendo un supuesto ánimo conciliador, arrastran al oponente a aceptar el “punto medio”, que no deja de ser absurdo e indigno. ¿Si un atracador te amenaza con darte 4 puñaladas si no le entregas tu dinero, entonces con la fórmula del punto medio, y para no entrar en peleas, debes aceptar que te dé solo dos?” … “Hacer ver la sensatez y responsabilidad como un “extremo”, fue la forma de vendernos la idea que, para terminar la confrontación, debíamos aceptar el falso e inmoral punto medio. Al inventarse un extremo opuesto indecente, pero disfrazado de bondad y superioridad moral, se introdujo la venenosa idea que lo que siempre fue prudencia y coherencia, era extremismo, e incluso debíamos sentir vergüenza por creer en ello.”

¡Pues no! No se dejen intimidar por quienes se creen superiores moralmente al criticar la polarización, que “en este caso” no es una catástrofe, sino una buena señal de que el país no ha muerto todavía. El que se cansa pierde.

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