EL IMPACTO DEL COVID SOBRE EL LARGO PLAZO DE LA EDUCACIÓN Y EL EMPLEO DEL PAÍS

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El 2020 fue un año de enormes desafíos para Colombia y para el mundo. Los impactos que trajo consigo la pandemia por el covid marcarán a una generación y condicionarán el rumbo del país en adelante.

Un mes antes de las primeras cuarentenas, Fundación Corona y sus aliados lanzaron el primer Informe Nacional de Empleo Inclusivo (Inei), con el objetivo de poner la mirada del país en las dificultades que enfrentan varios segmentos poblacionales para completar sus trayectorias desde la etapa escolar hasta el empleo. Ese diagnóstico fue un correlato anticipado de lo que, en meses posteriores, el país comprendió con más fuerza, que las oportunidades se distribuyen de manera inequitativa y que varias poblaciones del país son especialmente vulnerables.

Las mujeres, los jóvenes, las poblaciones étnicas, las personas con discapacidad, los migrantes, la población Lgtbi+ y varias otras enfrentan aún más dificultades para acceder a empleos, sobre todo a empleos formales que les garanticen una mayor calidad de vida y que les permitan superar de manera real la pobreza.

Lo ocurrido con la pandemia echó por la borda más de una década de avances en materia de superación de la pobreza; avances logrados en gran parte a través de estrategias que centraron su accionar en la entrega de subsidios, pero que fueron menos efectivas en la inclusión económica a través de mecanismos más sostenibles de educación y empleo.

La mayor desconexión de las poblaciones vulnerables con el mercado laboral responde a lo que ocurre en sus trayectorias desde la educación hasta el empleo. Por lo mismo, no es posible explicar completamente el mayor desempleo, los niveles de informalidad o la inactividad de estos segmentos poblacionales sin analizar en su conjunto varios de los elementos presentes en dichas trayectorias.

Esto implica también que las medidas de política pública o de ajuste al marco normativo —o las acciones de actores privados, como las fundaciones o los operadores de recursos de cooperación internacional— dirigidas a incentivar el empleo de estas poblaciones no serán tan efectivas si no parten de un análisis integral, que contemplen acciones para corregir y desactivar las barreras existentes en los tramos previos. Este punto es especialmente importante para los meses venideros, en los que el país implementará con más fuerza distintas estrategias de reactivación económica con enfoque poblacional.

La necesidad de implementar medidas en distintos puntos de las trayectorias ha sido siempre un imperativo, pero lo es aún más en este momento, en el que la crisis acaecida en el 2020 ha aumentado las brechas entre unas y otras poblaciones. Hay que aprovechar el enorme esfuerzo que el país ha emprendido —y deberá llevar a cabo en los próximos años— para su reactivación económica, ya que es una gran oportunidad para que se implementen medidas de tipo diferencial. Dicho enfoque diferencial no implica necesariamente generar acciones afirmativas centradas en las consecuencias, sino más bien construir acciones más sostenibles que ajusten estructuralmente las causas de dichas brechas, logrando así trayectorias desde la educación hacia el empleo que sean más equitativas y, en última instancia, que lleven a que el país consolide niveles importantes de movilidad social.

Sin lugar a duda, la magnitud del impacto por la pandemia pone de nuevo al país en una situación en la que debe destinar, en el corto plazo, una importante cantidad de recursos públicos hacia diferentes modalidades de subsidios que permitan solventar la emergencia económica y social. Pero debemos aprender la lección e intentar que estas estrategias tengan una decisión política y un esfuerzo como sociedad sin precedentes, enfocados en romper las barreras que impiden a los segmentos poblacionales más excluidos tener la posibilidad real de transitar de manera adecuada por el sistema educativo y completar, cuando así lo deseen, sus trayectorias hacia el mercado laboral. En un país que tiene cerca de 70 ciudades con más de 100 000 habitantes y mercados laborales en desarrollo, hacer equitativo el acceso al mercado laboral formal debe ser parte de las prioridades.

En este contexto, en octubre de 2021 se lanza la nueva edición del Informe Nacional de Empleo Inclusivo Inei 2020-2021 (puede consultarlo en www.Includere.co). En este Inei se muestra el impacto del año pasado en las trayectorias de la educación hacia el empleo en el país, insistiendo en la tarea de poner en evidencia las dificultades que enfrentan de manera diferencial estos grupos poblacionales, y buscando que el país tenga un mayor sentido de urgencia frente a las consecuencias que afectarán por más tiempo al país, como la desconexión de tantas mujeres del mercado laboral, o las pérdidas de aprendizajes que acompañarán a una generación entera si no se implementan los correctivos necesarios en los próximos meses para revertir los efectos de lo ocurrido en 2020-21.

Entender el detalle de estos impactos sobre las trayectorias es una tarea obligatoria si se quiere que la agenda de recuperación económica de los próximos años permita una mayor equidad. Hay que entender que la vulnerabilidad de estas poblaciones es, en el fondo, la vulnerabilidad del país entero.

Por: Germán Barragán Agudelo – La Silla Llena

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