LO IMPORTANTE, LO URGENTE Y LO NECESARIO.

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Quienes me conocen más o menos bien saben que coleccioné razones para no ser padre. Quienes me conocen bien, saben que ahora soy padre de Emilio, que mi novia y yo estamos viviendo la más grande de las experiencias que hayamos podido imaginar, desde el embarazo, hasta hoy, un año y cuatro meses después del parto.

Durante mucho tiempo he sido trabajador incansable, algunos incluso se atreven a decirme talentoso cuando lo único que acopio es la lógica de no hacer complejo lo simple en la comunicación. El trabajo para mí, ha sido vida, y me ha llenado la enciclopedia de la memoria con anécdotas invaluables. Hoy por fortuna, puedo decir que mi trabajo me hace feliz, porque tengo un oficio que me permite dimensionar que lo importante es Emilio.

Ser profesor en carrera académica, coordinador de área, con tareas administrativas, asesorías, apoyo a otras unidades, tareas imprevistas e investigación constante, sería suficiente para pensar que no tengo tiempo para mi hijo, pero la verdad es que hoy, aun en el novedoso retorno a la presencialidad, puedo dedicarle un tiempo de calidad a mi bebé, puedo cambiarlo, y salir a caminar con él, puedo quedarme congelado contemplando esos ojos alelados con todas las formas y los detalles que le presenta la vida. Puedo distribuir mi tiempo de tal forma que soy el cómplice de mi novia en este camino.

Mi mensaje tal vez no sea perfecto, porque para encontrar el trabajo perfecto necesitamos detenernos y entender el ethos de lo que hacemos, ahí está la clave: hacer lo que a uno le gusta, lo que a uno lo mueve.

Cuando se es genuino consigo mismo, el mejor trabajo te encuentra, y ese será aquél que te permita comprender que lo importante es vivir, que lo urgente y lo necesario ha sido una construcción manida e imprecisa igual que la urgencia del éxito. Entonces no es gratuito aquello de que “No se vive para trabajar, se trabaja para vivir”.

Por: Mauricio Velásquez

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