Soy Luis Fernando Suárez

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Buen día a todos y todas, gracias por estar aquí.

Uno de los momentos más difíciles de mi vida fue cuando, como gobernador de Antioquia encargado, me contagié de COVID-19 y luego de 7 días de adquirida la enfermedad, debí salir intempestivamente a la 1 de la mañana, por recomendación médica, para la Clínica El Rosario, y así evitar que mi salud pudiera empeorar. En ese momento, por supuesto, tuve el temor normal de cualquier ser humano por su vida, pero mi mayor preocupación era no dejar sola a Antioquia. Llamé inmediatamente al secretario general de la Gobernación, para darle una sola instrucción: que proyectara un borrador de decreto de encargo con el nombre de mi sucesor por si debía ser intubado. Afortunadamente, con el favor de Dios, no fue necesario.

Dios y la vida me han dado un gran privilegio: servir a los demás. Siempre he procurado honrar ese privilegio. He dedicado mi vida adulta al servicio, a cuidar a los demás. Podría decir que, desde joven, cuando presté el servicio militar como soldado del ejército, luego como odontólogo, como epidemiólogo, como líder en salud mental, como secretario de inclusión social, como vicealcalde de Seguridad en Medellín, como Secretario de Gobierno de Antioquia. Proteger y cuidar la vida ha sido mi vocación. Y, obviamente, también lo hice como Gobernador de Antioquia en un momento complejo como el de la pandemia del COVID 19.

Soy un hombre de fe y de trabajo. Por eso, pienso que debemos estar preparados para el destino y disponernos a enfrentar contextos complejos. Recibí de Aníbal Gaviria la responsabilidad de ser gobernador de Antioquia, por una enorme injusticia cometida contra él y afronté esa tarea con responsabilidad, amor y dedicación. Ahora mi sueño es recibir de él la Gobernación de Antioquia con el favor de los antioqueños y las antioqueñas, con la fuerza del respaldo ciudadano que alimenta la democracia. Hoy, puedo decir que estoy preparado para hacerlo.

He demostrado que más allá de un afán personal, tengo claro qué es gobernar. Lo hice en el momento más complejo de la historia reciente de la humanidad, de Colombia y de Antioquia. Debí cuidar, con todo un equipo maravilloso de científicos, epidemiólogos, servidores públicos,

actores del sector salud, alcaldes y alcaldesas, empresarios, academia y organizaciones sociales, a todos los antioqueños y las antioqueñas en la pandemia del COVID-19. Logramos proteger millones de vidas, disminuir el impacto del virus y luego del desastre económico, recuperar 200 mil empleos perdidos en pandemia, además de crear 38 mil empleos nuevos. Lo hicimos Unidos porque teníamos un propósito superior claro: salvar vidas.

Pero, además, logramos enfrentar el estallido social más caótico de los últimos tiempos y lo hicimos con una herramienta poderosa: la palabra, el diálogo. Convocamos a todos los actores involucrados en las protestas sociales a los Diálogos por la Vida, siendo el más significativo de todos el que derivó en los Acuerdos del Corazón Bueno con la Minga indígena de Antioquia. Fuimos ejemplo de empatía, respeto, unidad para el país.

Y como si no fuera suficiente con este escenario tan incierto, debimos enfrentar los peores efectos del cambio climático en el territorio, con la peor afectación por lluvias de los últimos 30 años que provocó la pérdida de vidas, la destrucción de viviendas, de vías y escuelas como el triste

episodio de Tapartó en Andes, en donde fallecieron 3 niños. Han sido tiempos difíciles, pero estuvimos a la altura de los retos; gobernando para todos y todas.

Antioquia siempre ha sido ejemplo de pujanza, tenacidad y resiliencia. Pero a pesar de toda nuestra fuerza colectiva y avances, hoy este territorio, este cuerpo social, está lleno de dolencias y amenazas, que un profesional del sector salud como yo, puede ayudar a superar con las acciones preventivas y los tratamientos correctos.

La primera dolencia y las más compleja, es la pobreza. Sin duda, la pandemia generó un deterioro en las condiciones de vida digna de los antioqueños, deterioro que el gobierno actual de Antioquia logró parar, pero tenemos que seguir trabajando en la que considero la tarea número uno de gobierno: reducir la pobreza extrema.

En 2021, el DANE reportó a 503 mil antioqueños en pobreza monetaria extrema. Hoy la tarea fundamental es reducir este número, para disminuir la vulnerabilidad social, porque lo que tenemos que hacer es sacar a la gente de este círculo vicioso, fortalecer la clase media, pero, además, generar riqueza. Esto solo podemos hacerlo sumando voluntades, entre todos, principalmente con los empresarios, con el sector productivo, con las organizaciones de la sociedad civil.

Una segunda dolencia es el hambre, la inseguridad alimentaria. Yo hago parte de un movimiento ético y político en Antioquia que creó el programa de Mejoramiento Alimentario y Nutricional de Antioquia MANÁ y que está comprometido con la soberanía y la seguridad alimentaria. Vamos a seguir impulsando estos propósitos. Trabajaré sin descanso para disminuir la muerte de niños menores de 5 años por desnutrición, porque no es posible que, en pleno siglo XXI, esto siga sucediendo en Antioquia. Pero adicional a ello, voy a desarrollar toda una estrategia de cero desperdicio de alimentos. Está ya comprobado por los expertos: si en el mundo no botáramos o desperdiciáramos tantos alimentos, con esos mismos eliminaríamos el hambre de todo el planeta. En el caso de Antioquia, solo en temas de consumo, se desperdician al año 397 kilos de alimentos per cápita.

La tercera dolencia la han padecido muchos: el desempleo. Tenemos que promover el trabajo digno para todos. Esto solo lo vamos a hacer posible de la mano de los emprendedores, los empresarios y los trabajadores. Debemos cuidarnos los unos a los otros, porque no somos enemigos. Hay personas que quieren hacernos creer que los empresarios y los emprendedores son enemigos. Para mí son grandes aliados. Y para combatir el desempleo dos frentes claves: vamos a seguir disminuyendo la informalidad laboral que hoy en Antioquia es del 46,6 % y vamos a promover la estrategia Jóvenes Creadores Digitales, volcando la educación hacia destrezas tecnológicas y digitales de los muchachos. Vamos a trabajar en fortalecer la alianza Universidad- Empresa- Estado, sociedad civil que tantos buenos resultados le ha dado a Antioquia, para crear progreso y trabajo digno para todos. Los antioqueños somos gente trabajadora, innovadora, echada pa’lante y llena de compromiso y optimismo.

La cuarta dolencia es la violencia, que es consecuencia de la pobreza, del hambre, del desempleo y que ha facilitado el surgimiento de grupos y bandas criminales. Lo primero y más urgente: bajar los homicidios, los feminicidios, la violencia intrafamiliar, porque toda vida es sagrada. Los gobiernos, la sociedad entera debemos tener como prioridad la defensa de la vida.

En nuestro departamento asesinaron a cerca de 1900 personas en 2022, la cifra más baja en 30 años, pero sigue representando un enorme reto. Es claro para mí que la violencia tiene una relación directa con la salud mental, con las adicciones a sustancias ilícitas, con el desempleo juvenil, temas estructurales que vamos a abordar de manera integral. Aquí tendremos también que garantizar el acceso a la justicia en los municipios, con más y mejores inspecciones de policía, casas de justicia y un sistema de justicia Restaurativa en los centros penitenciarios. Las herramientas tecnológicas serán determinantes para que nuestros organismos de seguridad y justicia combatan el crimen. Y en este apartado de la violencia, un capítulo derivado de la inequidad y, una nueva forma de esclavitud que tenemos en Antioquia que se llama el gota-gota. Cuando la gente no tiene cómo cubrir las necesidades básicas recurre tristemente a préstamos de los delincuentes, con altísimos intereses de mora. Para eliminar este fenómeno convocaré a la creación de una estrategia llamada Preste fácil digital y contra el gota-gota, donde invitaremos al sector cooperativo y a la banca comercial, para que, de la mano con el Instituto para el Desarrollo de Antioquia IDEA, combatamos este fenómeno.

Y la quinta y última dolencia, que es relativamente nueva, tiene que ver con el cambio climático. Vamos a cuidar la biodiversidad, el agua, los bosques. Mi gobierno tendrá un énfasis claro en la
Sostenibilidad y la regeneratividad con guardabosques indígenas y un ejército ambiental para cuidar los páramos.  La agenda de mi gobierno tendrá una mirada especial en el hábitat sostenible.  En el departamento tenemos 23 mil viviendas afectadas por las lluvias, inundaciones, aludes. De esas es necesario reasentar 9 mil, lo que exigirá definir una política de reasentamiento de viviendas y cuantiosas inversiones en los próximos años.

Tenemos la experiencia para desarrollar programas sociales y así superar estas dolencias, tener una Antioquia sana y fuerte de nuevo, una Antioquia grande. Con el respaldo de todos ustedes, seré un gobernador enfocado en lo social. Vamos a cuidar a todos los antioqueños y las antioqueñas. No tengo duda: es hora del cuidado social: jóvenes, ancianos, personas con discapacidad, niños, niñas mujeres, minorías; vamos a cuidarlos a todos y todas y a cuidarnos entre nosotros.

Ahora bien, Antioquia no solo tiene estas dolencias. También es hoy objeto de múltiples y peligrosas amenazas de las que también vamos a cuidarla.

La primera amenaza es la fragmentación del territorio. Se ven en el horizonte intereses de personas que quieren dividir, fragmentar nuestro territorio. Antioquia es fuerte entera, vamos a cuidar los 63.600 kilómetros cuadrados del territorio y sus 125 municipios. Antioquia No se divide, Antioquia debe estar hoy más unida y fuerte. Creemos en la UNIDAD y porque creemos en ella vamos a seguir potencializándola.

Somos el departamento que ha consolidado un modelo de unidad departamental con las Regiones de Planificación y Gestión, los Modelos de integración como las provincias para que la fuerza se multiplique, promoviendo proyectos subregionales y entre departamentos también con las Regiones Administrativas de Planificación RAP del Chocó, San Andrés, Caldas y Córdoba. Un valor fundamental de Antioquia es la unidad en la diversidad. Somos fuertes porque somos diversos.

Una segunda amenaza es la confrontación social y política. Hay gente y sectores políticos que promueven el odio y la lucha de clases. Vamos a hacer una campaña con nuestro ADN, como somos, respetuosa, cercana, con propuestas, a dignificar la política, a recuperar la confianza en las personas. Es un momento para cuidarnos entre todos, para que todos y todas caminemos hacia el mismo horizonte, el del progreso y el bienestar de nuestra gente. Ya lo demostré como Gobernador en el peor momento reciente de confrontación en el país, fuimos el único departamento que se sentó a dialogar con todos los actores sociales. Tenemos la enorme responsabilidad de construir desde las diferencias.

Una tercera amenaza que se cierne sobre el departamento es la corrupción. Los recursos públicos son sagrados, tenemos que cuidarlos y administrarlos con los más altos estándares de eficiencia y transparencia. Vamos a fortalecer los mecanismos de control y veeduría ciudadana, vamos a trabajar con las organizaciones sociales y con iniciativas como Antioquia cómo Vamos y transparencia por Colombia. Todos nuestros actos serán mirando a los ojos a los ciudadanos.

Una cuarta amenaza es la Ilegalidad. Hoy estamos inmersos en una cultura de la ilegalidad que es muy compleja y es necesario cambiar. Solo podemos construir paz si tenemos una institucionalidad vigorosa y si entendemos que la legalidad solo es posible, si fortalecemos esa institucionalidad.

Por último, hoy tenemos una quinta amenaza en el corto plazo: Gestionar la Incertidumbre, el miedo. Los colombianos y especialmente los antioqueños nos enfrentamos a la incertidumbre del Cambio. Debemos ser actores protagonistas en las reformas que impulsa el gobierno nacional, la reforma del sistema de salud, uno de los mejores calificados del mundo, las Reformas pensional, política, del Código minero y la política de paz total. Tenemos la responsabilidad de participar y estar vigilantes al trámite y debates en el Congreso de la República, para que las reformas generen el mayor bienestar a las personas y garantizar así los derechos de los más vulnerables. No podemos permitir la exclusión ni las reformas a puerta cerrada o los pupitrazos.

En cuanto a La Paz, debo decir que creo en la paz, y siempre hemos actuado en favor de la paz: participamos en las asambleas constituyentes, el plan congruente de paz, la marcha de la Noviolencia, hemos protegido a las víctimas y trabajado por la Reparación y las garantías de No repetición, así como por consolidar el modelo de municipios PEDET. Sin paz no es posible el desarrollo.

Como pueden darse cuenta tenemos muchos retos como departamento y como región, navegamos por tiempos de profunda incertidumbre, pero ya demostré en un momento muy difícil de nuestras vidas, que tengo la experiencia y la trayectoria, que me impulsa el Amor por Antioquia para conducir los destinos de mi departamento, de nuestra amada Antioquia en el periodo 2024 – 2027, para que Antioquia recupere el liderazgo en educación, cultura, cuidado del territorio y pujanza.

Vamos a hacer realidad ese sueño, Creo en Antioquia, en su gente, en sus capacidades. Se que podemos seguir avanzando, haciendo de esta región, una Antioquia imparable.

Hoy, quiero anunciar así, mi determinación de continuar la marcha que hemos emprendido hace tiempo, de comenzar la recolección de firmas por todo el departamento para hacer posible mi aspiración a la gobernación de Antioquia, que no parte del egoísmo personal, sino de la convicción de la UNIDAD como medio y el servicio como propósito.

Soy Luis Fernando Suárez Vélez y con su confianza en mí, seré el próximo Gobernador de Antioquia.

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