En tiempos de incertidumbre, hay que pasar de la preocupación a la acción

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Las finanzas personales y la gestión del ahorro individual con fines de anticipación para afrontar posibles contingencias se han vuelto temas de constante interés para la mayoría de los ciudadanos.

En el tercer trimestre de este 2020 se espera que la economía global registre un rebote debido a la moderación de las restricciones de movilidad, a las señales de recuperación en la actividad y a la mejora de la confianza de los consumidores. Sin embargo, la mejora tendrá que enfrentar varios riesgos en el resto del año, como la debilidad del mercado laboral, el aumento de las pérdidas de las compañías, posibles deterioros de las calificaciones de riesgo, aumento de las tensiones entre los Estados Unidos y China, el Brexit y la campaña electoral en los Estados Unidos.

En medio de este contexto que estamos viviendo, las finanzas personales y la gestión del ahorro individual con fines de anticipación para afrontar posibles contingencias se han vuelto temas de constante interés para la mayoría de los ciudadanos. No es sorprendente al leer el Estudio de Bienestar Financiero 2019 realizado por Mercer, encontrar que más del 74% de los colombianos gastaba, antes de la pandemia, más de la mitad de sus ingresos en el pago de deuda.

En medio de este contexto, queda claro que como sociedad necesitamos desarrollar hábitos financieros saludables para retomar el control de nuestras finanzas. La pregunta es ¿cómo hacerlo? La salud financiera, así como la física y mental, no se alcanza de un día para otro, es una meta que se alcanza trabajando cotidianamente en hábitos como controlar y cuidar los gastos, realizar presupuestos sencillos, ajustar los servicios contratados, consumir conscientemente, cocinar en vez de pedir domicilios, comprar siempre con lista de mercado, entre otros comportamientos básicos que, incorporados a la vida cotidiana, nos van a permitir descubrir que la magia no está en cuánto nos ganamos, sino en cómo administramos nuestro dinero.

Es necesario que los expertos en la materia acompañemos a las personas en este proceso y les ayudemos a visualizar cómo con un poco de disciplina pueden cumplir no solamente con sus obligaciones, sino también tomar decisiones tempranas en beneficio de sus sueños. Y ahí está el segundo rol: debemos ser habilitadores del ahorro, ayudarles a encontrar su capacidad de ahorro y hacérselos simple, digital, sin salir de casa y en la medida de las posibilidades de cada uno.
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