Colombia ha tenido tres procuradores históricos:

0
851


Mario Aramburo Restrepo, nacido en Andes el 28 de septiembre de 1909 y fallecido en Medellín el 11 de marzo de 1989, desempeñó el cargo de procurador entre 1967 y 1970; también fue gobernador de Antioquia cuando todavía se tenían en cuenta las calidades personales y profesionales para ocupar cargos públicos. Tuvo el carácter suficiente para amonestar públicamente al entonces presidente Carlos Lleras Restrepo por la grave falta disciplinaria de intervenir en política. Eso, por ejemplo, no sucede ahora.

Carlos Jiménez Gómez, nacido en El Carmen de Viboral el 11 de septiembre de 1930 y fallecido en Bogotá el 16 de enero de 2021, ocupó la Procuraduría entre 1982 y 1986, demócrata convencido, egresado y profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Antioquia. Reconoció la incapacidad de la Procuraduría para impedir la corrupción y castigar a los culpables, dadas las marañas institucionales tejidas a su alrededor, y por eso apeló a la “Procuraduría de opinión” para buscar la sanción social a los responsables del “descuaderne” en Colombia, en lo cual también fracasó porque la sociedad está anestesiada desde el Frente Nacional. Esa anestesia es la responsable de la inmensa capacidad de olvido del pueblo colombiano, agobiado por el peso de los terribles acontecimientos que se suceden cada día, resumida en la frase de Jiménez Gómez: “Colombia es un país de 24 horas”.

Carlos Mauro Hoyos Jiménez, nacido en Támesis el 26 de junio de 1939, secuestrado y asesinado por el narcotráfico en ejercicio del cargo el 25 de enero de 1988, por su apoyo a la extradicción. Asumió como procurador el 17 de septiembre de 1987, en momentos de graves convulsiones en Colombia por la ascendencia violenta del narcotráfico sobre las instituciones y la sociedad.

Los demás solo han sido alfiles de cada gobierno, contemporizadores, encargados de extender la alfombra roja para que la corrupción camine sin mayores tropiezos.

La corrupción en Colombia crece a la sombra de los organismos de control, cuyo silencio la alimenta y engorda. No olvidemos que también hubo un momento en que los contralores generales salían de la Contraloría para la cárcel.

Cuadro de comentarios de Facebook