Summa cum laude en imbecilidad

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Por Álvaro Ramírez González

Cum laude, o summa cum laude es un gran reconocimiento y un premio que otorga la Academia, «con alabanza y con elogio», y que se le da a una persona por su máxima calificación académica. El significado es mucho más largo, pero para el caso que nos ocupa, esa definición es suficiente. Pero este artículo está todo dedicado a la nueva ministra de Minas y Energía, Irene Vélez.

Empiezo por un severo regaño que le hace el exministro Mauricio Cárdenas a esta novel ministra. «El ministerio a su cargo es la fuente más grande de recursos para el Estado colombiano y el sector más estratégico de toda la economía de este país». No se puede entonces andar lanzando globos sin análisis y sin sentido en cada congreso gremial, porque solo producen preocupación y desconcierto.

Qué Alfonso Prada amenace al país con otra movilización pública, si no sale la reforma tributaria es grave. Pero el país sabe que es un soba chaquetas de Petro, enviado por Santos.

Que el canciller Alvaro Leyva califique a Jesús Santrich como «víctima de un entrampamiento», es una colosal aberración legal y política que ofende la inteligencia de los colombianos. Pero los colombianos saben que Leyva es un burgués acomodado al servicio de las FARC.

Pero las dos propuestas de la iluminada ministra Irene Vélez, sin duda le merecen el título summa cum laude… ¡Pero en imbecilidad! La primera propuesta que Irene le lanzó al país dejó a todo el sector energético en la más profunda preocupación. Suspender la exploración de gas natural, es acabar con la explotación y las reservas en cuatro años. Y dejar a 40 millones de colombianos que cocinan con gas, sin combustible y sin alternativa económica posible. Y serán los pobres los verdaderos castigados con semejante imbecilidad.

Y el premio summa cum laude en imbecilidad, se lo acaba de ganar hace unas pocas horas. Proponer a los países desarrollados de la tierra, que «detengan su crecimiento», fue la tapa de la olla. Eso supone invitarlos a la recesión, al atraso y al crecimiento exponencial de la pobreza.

Es justamente el «crecimiento económico» por el que luchan unos y otros, el que ha permitido a los países más desarrollados, romper la brecha, y hacer crecer su clase media a niveles superlativos. No es un error en economía afirmar que «país más desarrollado es aquel que tiene la mayor parte de su población en la clase media».

¿Cómo es posible entonces que está iluminada mamerta, proponga exactamente todo lo contrario? ¿Quién dijo qué hay que dejar de crecer las economías para mutar a energías limpias y cuidar el medio ambiente? La reacción del país y del mundo ante esta soberana imbecilidad nos deja muy mal. Detener el crecimiento de las economías equivale a apagar el motor de un avión lleno de pasajeros en la mitad del océano, para ahorrar combustible. Un suicidio.

Pero lo que la hace de verdad acreedora a ese título, es proponerles a las potencias económicas del mundo, una imbecilidad de esa magnitud. ¿Cómo es posible que Gustavo Petro le entregue semejante responsabilidad a una loca de amarrar? Y no se trata de faltarle el respeto a nadie.

Se trata de que Colombia merece respeto. Y no esa cantidad de imbecilidades que ha propuesto una mamerta ignorante, que en mala hora y de la mano de Petro, llegó al ministerio más importante del país.

alragonz@yahoo.es

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